Los muy puristas y los amargadones atacan “per se” la multipropiedad en el futbol mexicano. De hecho el reglamento le pone límites hasta el 2018, sin detenerse a analizar la ausencia de interés por adquirir alguna franquicia por parte de algunos grupos de inversionistas sólidos, empresas, corporativos bien establecidos y con esto vivir con el peligro de volver a padecer grupos, como ya nos ha ocurrido, formados a la sombra de dinero de procedencia ilícita, lavadores de dinero y otras triquiñuelas.