Lo que comenzó en Ciudad de Dios como un crimen que sostenía a las familias más pobres que habían sido reubicadas de Rio de Janeiro, terminó como una guerra despiadada por el poder de la favela.
Buscapié y otros niños crecieron viendo al ‘Trío’, y sólo ‘Pastelito’ -después ‘Zé Pequeño’-, soñó con ser el sucesor más temido y respetado de aquel lugar.
Todos eran pobres, pero el poder era algo por lo que valía la pena matar.
Azaneth Cruz