El Centro de Monterrey está muerto. El olvido en el que se encuentra sumido ha sido provocado por la extensión de la ciudad, el escaso cuidado, el desinterés de inversionistas y la carencia de movilidad ocasionada por las vialidades que no han cambiado desde hace 60 años.
Aunado a esto, los intereses políticos y partidarios de las administraciones, impiden visualizar a futuro o preocuparse más allá de los hechos diarios.
Gizéh Jiménez