John Reed nació en una casa distinguida, ubicada en la colina más alta y poblada que mira hacia Portland, Oregon. Treinta y tres años después murió en Moscú; está enterrado bajo la muralla del Kremlin. Los biógrafos de nuestro autor dicen que entre estos dos acontecimientos corre una vida difícil de igualar en energía creadora, sed de aventuras y poder para inspirar toda clase de leyendas. Nos cuentan que el paso de Reed por la vida fue breve, alegre y feroz. Su insaciable apetito existencial corrió parejo de una vitalidad inextinguible.
José Garza