El líder de la bancada albiazul en la Cámara de Diputados, Alberto Villarreal, anotó ayer un autogol en contra de su Partido al señalar que “sería un crimen que el gobierno federal subiera los impuestos y contratara más deuda solamente para financiar el gasto corriente”. 

Y es que a lo largo del sexenio de Felipe Calderón este tipo de “crimen” se cometió constantemente, sin que a los autores intelectuales y materiales se les haya sancionado. 

Se crearon nuevos impuestos como el IETU. 

La deuda total del sector público se duplicó en tan solo seis años.

Por el lado que se le quiera ver, cada día es más incierta la viabilidad de la aprobación de la Reforma Energética. 

Por un lado, las advertencias de Andrés Manuel López Obrador a todos y cada uno de los potenciales inversionistas extranjeros, no son para desestimarse. 

Mucho menos cuando las encuestas reflejan que la gran mayoría de los mexicanos está en contra de la reforma energética, tal y como la proponen el PAN de Gustavo Madero y el gobierno de Peña Nieto. 

El trascendido publicado por el New York Times que provocó que el PRD amenazara con retirarse de la discusión de la reforma político-electoral, no es ninguna novedad. 

Para nadie es un secreto que Enrique Peña Nieto y el PAN de Gustavo Madero quieren una reforma energética que permita la participación del sector privado, nacional e internacional, en la explotación, producción, distribución y comercialización del petróleo mexicano.

Por más que se trate de echarle la culpa al PAN por el enojo ciudadano causado por el incremento de impuestos, lo cierto es que la reacción de la gente no tiene su origen en una supuesta campaña de Acción Nacional, sino en la decisión del PRI y del doctor Videgaray para cobrar más impuestos.

Está claro que si Enrique Peña Nieto y los candidatos legisladores del PRI le hubieran dicho a la población que iban a aumentar los impuestos, seguramente no habrían ganado.

Aunque no se ha decretado un estado de excepción, lo cierto es que el Ejército Mexicano ayer tomó de facto el control de varios municipios de Michoacán. 

Esta situación, aunada a lo acontecido en Matamoros, Tamaulipas, ha puesto de manifiesto que el gobierno de Enrique Peña Nieto todavía está muy, pero muy lejos de garantizar la paz y la seguridad en México. 

Y seguimos sin saber quiénes fueron los autores intelectuales y materiales de los actos de terrorismo sucedidos en Michoacán.