Ser telonero es uno de los trabajos más duros para una banda.
El acumulado de ser todavía semidesconocidos con un público que no pagó por verlos –y que sabe que entre más rápido terminen de tocar, más pronto podrán escuchar a la banda principal– no es un buen augurio.
Para el público promedio, el telonero se convierte en un obstáculo. Sin embargo, hay bandas abridoras que pese a esto logran revertir la apatía y convertirla en un genuino interés, y quizá hasta obtengan nuevos fans.
Esteban Castro