Fue la frase lapidaria que me cimbró anoche mientras cargaba gasolina en la avenida que corre de Acapulco hacia el aeropuerto, muy cerca del centro comercial la isla, después de sortear la enésima manifestación de estos reventadores de la CETEG, que intentaron bloquear los accesos al centro Mextenis allá en los terrenos del Hotel Princess.
Muchos de ellos se encontraban echados en los camellones, otros subían a los casi 100 autobuses que los transportan y que quién sabe quiénes paga.
Alfredo Domínguez Muro