Era coreado como siempre, con el corazón por delante, por esa orgullosa y desafiante tribuna del Bernabéu, canto de guerra adoptado y adaptado con mucho menos medallas, pero con el mismo ímpetu en nuestro país por Tigres y Pumas.

Porque finalmente los reclamos de los técnicos cuando su equipo resulta perjudicado o de algunos de los jugadores que se sienten agredidos por el arbitraje podrían ser sesgados si tomamos en cuenta que solamente critican al árbitro cuando resultan perjudicados, porque aquellos que resultan beneficiados simplemente cierran la boca y pongo como ejemplo el caso de Tomás Boy, que durante semanas se dedicó a golpear a los árbitros, incluso como parte de su estrategia previa a los partidos que debería enfrentar, y esto dejó de ocurrir justamente cuando el arbitraje se cargó por éste, y por regla

De hecho en esta doble jornada de eliminatorias sudamericanas, se luce haciendo goles y aportando para la causa de su selección, sólo que al regresar al equipo que paga su enorme salario las cosas son muy diferentes, fallando jugadas “hechas” y pasando auténticamente “de noche” con la Máquina de Cruz Azul. Christian “Chucho” Benítez va por el mismo camino, su egoísmo es patético y si bien anota de repente, son ya incontables sus fallas, no solo frente al arco rival, sino echando a perder jugadas de sus compañeros por ese afán chocante de querer comerse el pastel solito.

A Soraya Jiménez quisiéramos recordar siempre con aquel levantón en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, en donde para sorpresa de todos los que por ahí nos encontrábamos, de los que no estaban y quizá hasta de la propia Soraya, le da el título de los Juegos Olímpicos en la primera ocasión en que las mujeres asistían en el levantamiento de pesas. Después de esta medalla de oro, para Soraya la vida ya no fue igual y vinieron una serie de malos consejos que llevaron a malas decisiones y por ahí su carrera se terminó mucho antes de lo que nosotros o ella misma hubiera querido. 

Están tapizadas de azul y blanco

Es impresiónate ver cómo al pasar a bordo de un taxi por una de las avenidas principales, prácticamente en cada cuadra hay un revendedor con entradas todavía disponibles y que han aumentado su precio en cinco, seis y hasta diez veces  su valor nominal.

Pero llama la atención que también estos boletos digan cortesía, quiere decir que hasta los boletos regalados se están vendiendo a muy buen precio.