Después de escuchar el último mensaje de Felipe Calderón, no queda más que concluir que está convencido de que es el Salvador de México. 

En materia de seguridad, el presidente reveló que antes de la “Era Calderón”, el país estaba “inmerso en una dinámica perversa que podría resumirse así: la evolución del fenómeno delictivo y la involución de las instituciones encargadas de combatirlo”. 

Sin embargo, toda esta perversidad se acabó cuando llegó Salvador Calderón. 

Si bien es cierto que estaba más que cantado el sentido de la sentencia del TEPJF, pocos esperaban la cargada de los magistrados a favor de Enrique Peña Nieto.

Y es que los magistrados y la magistrada que integran el pleno del tribunal, en lugar de concretarse a fundamentar sus respectivas resoluciones, se dedicaron a denostar los argumentos y pruebas presentados por el Movimiento Progresista.

Si Felipe Calderón es increpado por el fracaso de su guerra contra el narcotráfico, la solución es: “busquen a Yarrington”.

Siguiendo la orden presidencial, el gobierno federal emitió en enero de este año una alerta migratoria para impedir que saliera del país el ex gobernador de Tamaulipas.

Y si la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota iba mal. La decisión de Calderón era: “busquen a Yarrington”.

Pero el gobierno federal nunca encontró al ex mandatario estatal, quien hasta concedió entrevistas de radio.

Aunque el dictamen de la Comisión Calificadora de la Elección Presidencial nada más lo conocen los miembros del Tribunal Electoral, todo mundo sabe que este órgano confirmará la validez de los comicios del primero de julio. 

En consecuencia, Enrique Peña Nieto será declarado presidente electo. 

Sin embargo, lo que todavía no se sabe es qué tipo de argumentación esgrimirán los magistrados para justificar su sentencia. 

Si Genaro García Luna ya tenía un gran problema con el gobierno francés por la manipulación perversa del caso de Florence Cassez,  ahora compró boleto directamente con el Tío Sam, según reportes generados en Washington.

Y es que por más amigos y respaldo que tenga el titular de la SSP, la intervención de la DEA podría resultar insuficiente por la dimensión del pecado cometido en Tres Marías.