¿Se ha preguntado usted si el sistema político mexicano tiene ventajas? Pues aquí la va una: si un candidato de cualquier partido le sacaran un video en el que hiciera declaraciones  misóginas y agresivas contra las mujeres, y derivado de esto su partido lo desconociera, no tendría nada. El poder omnipotente de los partidos no permitiría que esa candidatura avanzara un día más. Eso no sucedió en el Partido Republicano de Estados Unidos con Donald Trump.

A través de la televisión, millones de mexicanos serán testigos de las pugnas de un matrimonio en el que él ya ha sido Presidente del país y ella quiere la candidatura.

En el PRI se vislumbra una nueva fractura, ahora con el sector obrero de ese partido. El poderoso sector de los trabajadores no fue consultado para la confección del nuevo esquema de justicia laboral, que resta poder a líderes sindicales. Aun así, los senadores del tricolor, incluyendo a quienes son líderes sindicales, iban a apoyar el dictamen en las comisiones… hasta que algo pasó. 

Todo parece indicar que en el gobierno federal ya están sintiendo pasos en la azotea y se preparan en caso de que Donald Trump gane las elecciones en Estados Unidos. Así lo dice Paulo Carreño King a quien quiera escucharlo. Eso sí, el subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte es más que enfático: no hay nada seguro, sólo estrategias de contención, sobre todo el caso de que el TLCAN sea modificado.

En el PAN cada vez crece más el sentimiento de que su líder nacional les está dando atole con el dedo. Por un lado, Ricardo Anaya se negó a debatir con Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle para no crear división en su partido -eso dijo- y además porque en este momento no quiere competir por la Presidencia de la República -eso también lo dijo-.