En el PRD es claro que conviven dos realidades y dos visiones diferentes de país. Por un lado, su dirigente, Agustín Basave, un intelectual opositor al priismo, a las prácticas clientelares y a todo lo que huela a compra de votos a cambio de despensas. Por el otro, un perredista que viaja en camionetas de lujo, que se le acusó de vivir en el Pedregal cuando gobernaba Iztapalapa, que representará a los diputados federales perredistas en la Asamblea Constituyente y que no teme utilizar cualquier práctica que le traiga votos.
Redes de Poder