No se puede negar que la violencia y la inseguridad en Nuevo León han ido a la baja en los últimos meses, lo que ha permitido que las autoridades adopten un discurso optimista y los ciudadanos perciban una mejoría.
Poco a poco, el miedo que invadió a los regiomontanos ha ido desapareciendo y cada vez más sitios que se dejaron de frecuentar por ese clima de violencia comienzan a tener vida.
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