Artesanos chilangos

A pesar de los múltiples retos que tienen los artesanos en México, hay muchos que se mantienen en pie, en especial en la Ciudad de México
Eduardo Serralde Eduardo Serralde Publicado el
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A pesar de los múltiples retos que tienen los artesanos en México, hay muchos que se mantienen en pie, en especial en la Ciudad de México. En Documento Índigo te contamos la historia de tres artesanos capitalinos que fabrican y comercian objetos representativos de la región –desde trajineras de madera hasta máscaras de maguey– y cuyo objetivo es plasmar la cultura e historia de una Ciudad de México que, según se cree, no tiene artesanías originarias.

Artesanías chilangas, existentes pero no valoradas

El hombre de las máscaras

Emilio Valdovinos es un artesano de la alcaldía Iztapalapa que se dedica a hacer máscaras con un elemento inusual: pencas de maguey. Este proyecto artesanal va de la mano con la intención de Emilio de volver al maguey, el pulque y las pulquerías un patrimonio cultural de la Ciudad de México, para lo cual ya se encuentra en pláticas con las autoridades.

Las máscaras que fabrica Emilio toman aproximadamente un mes para estar listas, desde el cortado de la penca de maguey hasta las múltiples capas de barniz que le son aplicadas. Asimismo, algunos de los elementos que utiliza el artesano para dar forma a los rostros de sus máscaras son la cáscara de naranja, el elote y trozos de madera.

Trajineritas Correa

Al sur de la Ciudad de México, en el pueblo de Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco, habita la familia Correa, la cual se dedica a la fabricación y venta de trajineras a escala hechas de madera y papel. Miguel Correa Gutiérrez es quien inició el proyecto al que después se unieron su esposa e hijas.

Trajineritas Correa tienen tres años en el mercado local de Xochimilco, y hoy por hoy se dicen orgullosos de vender sus productos al 90% de los embarcaderos de la región.

Miguel Correa comienza el proceso para fabricar una “trajinerita” con una hoja de madera MDF, la cual es marcada y cortada con una sierra, para luego ser pintada a mano por los demás miembros de la familia. Los diseños de las “portadas” de las trajineras son originales y son realizados a mano por Carla Correa, hija de Miguel.

Arzolike Barro Urbano

En Tláhuac, al oriente de la Ciudad de México, se encuentra el taller de Arzolike Barrio Urbano, un negocio iniciado por Mónica Barajas y su familia, quienes se dedican a la fabricación de figuras de barro, entre las cuales destacan los xoloizcuintles, las calaveras y los gatos.

“Arzolike” es un juego de palabras construido a partir de “ar” de “arcilla”, “zo” de “zoquite” (lodo en náhuatl), “li” de “limos” (barro fino), y “ke” de “keramos” (cerámica en griego).

A pesar de que el taller está ubicado en la alcaldía Tláhuac, los miembros de Arzolike reconocen que encuentran un mejor mercado en el centro de la Ciudad de México. Es por eso que tienen una tienda oficial en la colonia Álamos de la alcaldía Benito Juárez, en donde es más fácil y accesible la venta de sus productos, los cuales son hechos 100% a mano.

“La artesanía es presumida, pero no valorada”, relata Mónica Barajas en referencia al papel del artesano en México. Comenta que además de los retos en términos de venta (como el regateo o la competencia desleal), el mayor reto es la persistencia y “colocarnos como artesanos originarios de la Ciudad de México”, puesto que institucionalmente no se le reconoce a estos como sí sucede con artesanos provenientes de otros estados del país.

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