3 Clásico 3
La victoria a base del “Estilo Setentero” con Sange–Sudor y hasta lágrimas de Chivas sobre el aturdido América el sábado en el estadio Azteca, cierra un ciclo corto de Tres clásicos jugados en este Apertura 2015 al más puro estilo de cómo deben jugarse los Clásicos.
Hace un par de semanas, Cruz Azul llegó sotanerísimo superando al Pumas superlíder. Hoy recupera ese sitio después de vencer ayer a los Tigres del “Tuca”.
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La victoria a base del “Estilo Setentero” con Sange–Sudor y hasta lágrimas de Chivas sobre el aturdido América el sábado en el estadio Azteca, cierra un ciclo corto de Tres clásicos jugados en este Apertura 2015 al más puro estilo de cómo deben jugarse los Clásicos.
Hace un par de semanas, Cruz Azul llegó sotanerísimo superando al Pumas superlíder. Hoy recupera ese sitio después de vencer ayer a los Tigres del “Tuca”.
Aquella victoria Azul sorprende a todos, hasta a los más ultra de La Máquina, dos penaltis ejecutados de forma impecable por “CHACO” y a dormir, un clásico resultado de Clásico en donde bien se dice, en estos partidos no cuentan antecedentes ni numeritos.
Una semana después, Tigres honra el Clásicazo Regio arrollando sin piedad, como debe ser, a los Rayados de Mohamed, que por cierto, empataron en su propio “nuevo horno” con los Monarcas del “Profe” Meza, cierto, Tigres también pierde con Pumas, pero aquel era nada menos que el Clásico que está prohibido perder.
Este sábado, el América que llega con etiqueta de súper favorito, termina cayendo en el juego de Chivas, que además le pone sal a la herida al humillarlos más, ganarles el Clásico Nacional jugando con 10 hombres es totalmente humillante.
Puras excusas
Muchos americanistas se enganchan y atoran en esta jugada en lugar de analizar las muchas opciones que se generaron y que se quedaron cortas cuando tomaron el control del balón y el partido, que no del marcador, por un buen rato.
A todo esto habría que agregar ese pase impecable de Osvaldito, el “10” americanista que brincándose todos los criterios de la sensatez, retrasa el balón casi desde media cancha a su compañero en la zaga águila sin siquiera levantar la cabeza para mirar el entorno, en donde se encontraba OMAR Bravo y su instinto natural de goleador para recibir ese bombón y fusilar a “Moi” Muñoz, que por cierto apunta a ser titular en el “Tuca” TRI.
Árbitros al paredón
Como manda la ley en todo clásico que se precia de serlo, al final el siempre zarandeado cuerpo arbitral es señalado como factor en el resultado.
En aquel Cruz Azul 2-1 Pumas de hace dos semanas, al silbante José Alfredo Peñaloza se le carga la mano por los dos penaltis que marca a favor de La Máquina, que “Chaco” convierte en goles.
Este sábado en el Azteca, los americanistas se desgarran vestiduras tirándole con todo al cuerpo arbitral encabezado por Fernando Guerrero, al que acusan sin miramientos de muy parcial al “robarle” un gol a Oribe en una jugada en la que el abanderado, hoy pomposamente llamado Juez de Línea, agita su bandera al momento del disparo que rebota en el larguero para que Oribe cabeceando, la deposite en la portería del irreconociblemente rijoso arquero Chiva, “Toñito” Rodríguez.
La jugada estaba anulada y si las 55 repeticiones arrojan que no era off side, la máxima futbolera dice que es lo que el árbitro señala, lo demás son pamplinas.
Nico, esa es de ardidos
La temporada 2015 de la F1 está más que decidida a favor de quien hoy por hoy es el mandón: Lewis Hamilton y su mercedes.
Si bien todavía no amarra el título matemáticamente, lo ocurrido en el Gran Premio de Japón es el síntoma inequívoco de que su compañero de escudería y principal retador al título que hoy Lewis defiende, Nico Rosberg, quién a pesar de haber arrancado en la pole position es sorprendido por la audacia de Hamilton, que se le mete en la mismísima primera curva de esa primera vuelta.
Nico trata de reaccionar buscando la segunda curva, pero el británico le cierra la puerta obligándolo a tocar el freno, ahí se decide no solo la carrera sino el título.
Nico calla al final del Gran Premio con todos los reflectores sobre Lewis y su muy merecido ruidoso festejo, que debe calar hasta la médula en el alemán.
Al final de la premiación, Rosberg solo acierta a balbucear que va a revisar la maniobra de la curva dos en la que Lewis le cierra el paso, quizá con un “faul”, la verdad suena mucho más a declaración de ardido que a un argumento de peso.