Alma de Bucanero

Una ‘travesura’ de juventud estuvo a punto de truncar su vida en el beisbol; sin embargo, fue a la vez la oportunidad perfecta para Francisco Campos de convertirse en lanzador y lograr una exitosa carrera que lo llevará al Salón de la Fama
Manuel Sebreros Manuel Sebreros Publicado el
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A los 18 años, Francisco Campos había egresado de la Academia de Pastejé y su talento como receptor llamó la atención de Grandes Ligas, por lo que los Astros lo firmaron y lo contemplaron en sus sucursales, pero el destino beisbolero tenía otro plan para el originario de Guaymas, quien busca 200 juegos ganados en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).

Al término de esa campaña se le pidió descansar; sin embargo, las ganas de comerse el mundo llevaron a Pancho a desobedecer las órdenes y regresó a México a jugar en invierno, donde tuvo una grave lesión que además de dejarlo fuera todo el año de 1992 le cambió por completo su vida dentro del beisbol, a donde ahora está a punto de lograr una marca que lo pondría cerca del Salón de la Fama

“Yo empecé como catcher. Una fractura en el tobillo derecho fue lo que me impidió seguir como catcher. Esa desgracia pudiera agradecerle a la vida que me haya pasado para que me hayan dado la oportunidad de lanzar y ser lo que he sido en el beisbol.

“Soy graduado de la décima generación de Pastejé con honores, me dieron rápidamente la oportunidad de ir a jugar a Estados Unidos, jugué muy bien, me desempeñé muy bien, pero vengo a jugar en invierno en México y es donde tengo la lesión, me quiebro el pie en tres partes, me ponen clavos, placas, y el mismo equipo de Estados Unidos ahí mismo me da la baja porque me pidieron que me mantuviera en ‘stand by’ pero la adrenalina y la inexperiencia, yo me fui a jugar la Liga Campechana, donde tuve la lesión”, recuerda el pelotero.

Fueron los Piratas de Campeche quienes le abrieron la puerta desde su nueva posición de lanzador y, excepto un breve paso con Sultanes de Monterrey, Campos ha sido un baluarte en la institución bucanera, con quienes ha conseguido sus mayores logros y un campeonato.

Con 46 años de edad, ‘Pancho Ponches’, apodo que se ganó por su capacidad par abanicar enemigos, busca dos triunfos más para llegar a 200 y ponerle fin a su exitosa carrera como beisbolista para dar paso a una nueva etapa.

“Son sentimientos muy bonitos, que yo siga participando en tan bonita liga, cada vez que me subo a la loma lo disfruto como no tienen una idea, lanzamiento por lanzamiento, ya el beisbol a mí me ha dado y cobijado de una manera muy bonita que ahorita no me queda más que disfrutar cada momento y cada pitcheo”, resalta.

El paso que faltó

Si como receptor llamó la atención de Grandes Ligas, como lanzador también tuvo argumentos para ir a Estados Unidos y aunque Milwaukee y Medias Blancas de Chicago lo llevaron a sus sucursales de Triple A, nunca recibió la oportunidad de llegar al máximo nivel para probar su talento; sin embargo, el ‘Pirata Mayor’ no guarda esa situación como un pendiente en su vida.

“Faltó que alguien me diera la oportunidad, porque yo me sentía totalmente competente, sin temor a equivocarme, tenía la calidad de poder lanzar en Grandes Ligas pero no hubo esa oportunidad de alguien que me dijera ‘Pancho, toma para lanzar en Grandes Ligas’, me desesperaba y me venía a mi México, donde me sentía cobijado y lleno de emoción”
Francisco CamposPitcher de Campeche

“No tengo ni pendiente ni me quita el sueño, yo me venía con todo el gusto a México y lo disfruté y lo sigo disfrutando y no me quita la idea de que me hace falta algo en el beisbol, si algo me hubiera gustado fue jugar en Grandes Ligas pero no me quita el sueño no haberlo logrado”, asegura el experimentado lanzador.

Pese a ser una figura histórica del deporte mexicano, ‘Pancho Ponches’ es admirado y querido no solo por los seguidores de su equipo, pues en cualquier plaza es buscado para firmas y fotos; fama que no la ha quitado la sencillez que lo ha caracterizado.

“Me caen muy gordas las gentes odiosas, prepotentes, siempre he tenido la oportunidad de darle las atenciones a la gente que me pide un autógrafo, sobre todo a niños, o a una persona que me pide un saludo, una foto, porque yo también fui niño y no voy a decir el nombre del pelotero pero a mí en algún momento me hicieron llorar cuando un pelotero que era muy querido por mi cuando tenía ocho, nueve años, me negó un autógrafo, eso me marcó y me hizo ser la persona que soy ahora”, expresa Pancho Ponches.

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