Cuando hablamos de la Copa del Mundo, de inmediato nuestra mente nos remite al torneo que se realizará en Rusia dentro de 49 días.
Sin embargo, hoy en día hay una competencia que va más allá de las canchas y que ha expuesto una serie de conflictos de interés y violaciones a los derechos humanos más fundamentales: la sede del Mundial de 2026.
Conflicto de interés
En mayo de 2016, el Consejo de la FIFA nombró a Fatma Samba Diouf Samoura como Secretaria General del órgano rector del futbol mundial.
En nombramiento se hizo en la Ciudad de México. Gianni Infantino, presidente da la FIFA, no reculó en halagos para Samoura; sus 21 años de experiencia al frente de diversos programas de las Naciones Unidas la convertían en la persona ideal para el puesto.
Nadie se podría imaginar que casi dos años después, esta mujer originaria de Senegal podría verse involucrada en acusaciones de conflicto de interés al elegir una sede mundialista.
Este miércoles la BBC de Londres informó que Samoura había sido remitida al Comité de Ética de la FIFA por infringir su código de comportamiento relacionado con “el deber de divulgación, cooperación y presentación de informes” y “conflictos de interés”.
Esto, debido a que la secretaria general de la FIFA no reveló su supuesto vínculo familiar con el ex delantero del Liverpool, El Hadji Diouf, también es originario de Senegal y quien se desempeña como embajador de Marruecos ante la FIFA, país que busca la candidatura del Mundial futbol en 2022, junto a México, Estados Unidos y Canadá.
La FIFA no ha confirmado que esté realizando una investigación contra su secretaria general. Sin embargo, Fatma Samba Diouf Samoura declaró a la agencia de noticias Reuters que las acusaciones eran “ridículas y sin fundamento”.
“Estas acusaciones en mi contra son totalmente ridículas y sin fundamento. El Hadji Diouf no es miembro de mi familia y, por lo tanto, todo está muy claro. No hay nada más de qué hablar”, dijo.
Homofobia
Hace unos días, la agencia de noticias AP publicó un reportaje en el que se asegura que Marruecos no declaró su ley contra personas de la comunidad LGBT como un factor de riesgo, al entregar la documentación requerida para contender por la sede de la Copa del Mundo en 2026.
La homosexualidad es un delito penal en Marruecos y ello le impediría potencialmente al país africano organizar el evento deportivo más importante del mundo.
“El reporte de derechos humanos de Marruecos presentado a la FIFA representa un silencio intencional sobre un tema que Marruecos sabe muy bien que es un delito en su territorio”, dijo Ahmed El Haij, presidente de la Asociación Marroquí por los Derechos Humanos.
“Resulta evidente que si Marruecos es la sede de la Copa del Mundo, las personas LGBT que vengan a ver los partidos enfrentarán mucha discriminación. El Estado no podrá protegerlos ni será capaz de prevenir medidas que podrían ser tomadas contra ellos tanto de parte del Estado como de la sociedad”.
Bajo el Artículo 489 del código penal marroquí, los actos sexuales entre personas del mismo sexo son castigados con penas de entre seis meses y tres años de prisión.
Si bien los países sedes de un Mundial podrían quitarse de encima previamente las preocupaciones de activistas, la FIFA ha demostrado una creciente conciencia en años recientes sobre la manera en que las violaciones a los derechos humanos pueden impactar sus eventos.
“Bajo los nuevos requisitos antidiscriminación que se apegan a los estatutos de la FIFA y a la Política de Derechos Humanos, uno de los límites que no se pueden cruzar son las actividades, leyes o políticas anti homosexuales”, subrayó Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch, la AP.
“Si Marruecos considera seriamente obtener la sede, necesitaría estar preparado para revocar el artículo del código penal que castiga a las personas por ser gay”, agregó.
