Los exóticos han tenido una evolución constante. Desde los pioneros Bello Greco, Adorable Rubí, Gardenia Davis, el Rizado Ruiz, o Rudy Reyna, hasta Pimpinela, Casandro y May Flowers. Estos últimos revolucionaron la lucha libre con la bandera de inclusión, palabra que hoy toma relevancia en el Día del Orgullo LGBT+.
Ahora, es el turno de Diva Salvaje y Jessy Ventura, quienes han impuesto un estilo y se han consagrado como exóticos referentes en la lucha libre actual; sin embargo, su camino hacia el estrellato no ha sido nada fácil, pues cada uno ha librado obstáculos que los han hecho crecer y llevar consigo un mensaje de trabajo, constancia y libertad.
La preferencia sexual queda de lado cuando el objetivo principal es construir un camino sólido que ayude a convertir los sueños en realidad, siempre apegados al profesionalismo, convirtiéndose también en motivación para más personas.
“El trabajo que realizamos arriba del ring es el que ha hecho que tengamos la aceptación en la comunidad, porque nos siguen desde niños hasta adultos, nunca haciéndolo de forma vulgar”, expresó Diva Salvaje en entrevista con Reporte Índigo.
Duro camino hacia el éxito de exóticos
Diva Salvaje tiene más de 20 años en el mundo del pancracio, y aunque asegura que hace tiempo, cuando comenzó a entrenar en su natal Saltillo, Coahuila, existía un machismo no tan extremo, tuvo que demostrar que no iba de paseo al gimnasio, sino a ganarse un lugar para algún día ser la estrella que es ahora.
“Hace más de 22 años me tocó todavía la vieja escuela, pero no me quejo. Por las cualidades que me vieron y las friegas que me ponían y que regresaba, vieron la insistencia y las ganas. Eso fue un punto a mi favor porque toda la vieja guardia vio que tenía ganas.
Lo principal que pasaba por su cabeza era no bajar la cabeza, sino enfrentar todos los problemas y demostrar que podía ser un gran luchador… o luchadora. “Sin importar lo que seas, puedes hacer lo que tú quieras, lo que tú sueñas, lo que quieres lograr, independientemente de tus preferencias sexuales”, agregó.
Ahora, en la cima de la lucha libre y con el concepto de “Las Shotas” (con Jessy Ventura y Pasión Kristal, Q.E.P.D) y ahora en el “Imperio de las Shotas, al lado de Ventura y Mamba, la gente toma de ellas la mejor parte para saber que pueden alcanzar sus sueños.
“Tal vez no somos un ejemplo, pero mucha gente se nos ha acercado y nos ha dicho que gracias a nosotras ha podido salir del clóset, que han salido de depresiones, se han atrevido a hacer cosas. Hay que gozar y vivir la vida como si fuera el último día. Si tienes un sueño, constrúyelo, trabaja por él y cúmplelo”, finalizó Diva Salvaje.
Ser profesional es lo primero
Con cuatro años en el terreno profesional, Jessy Ventura ha sido cobijada por una gran escuela y desde el inicio entendió que debía hacer caso omiso de la gente que trató de detener su sueño, además de quitarse de encima los señalamientos que, por ser exótico, solo iba a burlarse del deporte.
“Cuando comencé, no era tanto la homofobia como en tiempo atrás, ya me tocaron otros tiempos, pero sí viví un trato un poco drástico de mis compañeros, porque, al ser gay, pensaron que solo iba al gimnasio a payasear”, explicó Jessy Ventura a Reporte Índigo.
Asimismo, el amor de su familia fue trascendental, pues si bien su padre trató un poco en entender que era gay, poco a poco lo ha ido asimilando. Su madre, por el contrario, le dio su apoyo desde pequeño: “Ella vio todo lo que yo quería desde que era pequeño, era mi cómplice, ha sido un pilar muy fuerte en mi vida y en mi carrera.
“Hay que descubrirse a sí mismos, el tiempo pasa y no perdona. Lo mejor es disfrutar su vida y no tener miedo al qué dirán. De nadie depende nuestra felicidad”, enfatizó Jessy Ventura.
Ellos representan la nueva cara de un tipo de gladiadores que han acompañado a la lucha libre desde hace mucho tiempo, y lo hacen con mucho orgullo.