‘El pavo real’ y los obreros

Cristiano Ronaldo salta a la cancha de la mano de un niño polaco que seguramente no se lavará la mano en mucho tiempo y en su casa, las fotos con uno de los mejores jugadores del mundo obligará a retirar de la sala la fotografía de la Navidad en que la abuelita y las tías vinieron de provincia.

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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Cristiano Ronaldo salta a la cancha de la mano de un niño polaco que seguramente no se lavará la mano en mucho tiempo y en su casa, las fotos con uno de los mejores jugadores del mundo obligará a retirar de la sala la fotografía de la Navidad en que la abuelita y las tías vinieron de provincia.

Es Ronaldo, “El Pavo Real Portugués”, el que sabe que en el mismo momento de aparecer, todos los reflectores y las cámaras lo seguirán hasta que regrese al vestuario y ahí, al quitarse la ropa de juego y meterse a la regadera común, ser, al menos por esa media hora, uno más de la selección de Portugal.

Ronaldo impone jerarquía, se sabe el mejor, no se lo tienen que decir, lo sabe, lo es, lo asume, lo proyecta, sus compañeros le hacen honores y hasta reverencias.

Lo felicitan después de cada jugada aunque no haya sido suya, a la hora de ir por el agua le dan palmadas en la espalda, lo apoyan cuando falla, le soportan sus gritos y desplantes y hasta se echan la culpa cuando no agarra un pase un metro antes u otro después, no es su culpa, los demás se disuclpan de no haberle dado el pase como él lo quería.

Es el “Pavo Real”, abre su plumaje no sólo para ser admirado, sino para tomar el control de la pelota, del partido, del estadio y hasta de la tele. Su tirazo al poste en el primer tiempo, su cabezazo arriba del larguero.

Sus pares, Messi e Iniesta…

Jamás tendrán ese estilo y esos desplantes. Son de su misma estirpe, sólo que su actitud en la vida es diferente, más desenfadada, menos protagónica, ese es su encanto y cualidad extra para soportar la carga mediática que viven cada día nada más salir de sus casas o “pisos”.

Acá Andrés Iniesta es uno más de la “Furia Española”, es el figurón, sin embargo comparte todo al mismo nivel de sus compañeros, bajo perfil le llamarían algunos, para mí es “Clase”.

Los demás

Portugal entera sigue a Cristiano Ronaldo con los ojos cerrados, es un protegido de los Dioses del Estadio. Casi 11 millones de portugueses lo han colocado el el pedestal que él mismo se ha fabricado. Esos 11 millones que viven horas de incertidumbre y graves problemas económicos y que saben que no es para presumir ser la economía número 45 del mundo.

Han llamado a otros 10 obreros de la cancha para apoyar, seguir, ayudar, fabricarle opciones al fuera de serie y no importa que ayer se haya encarado con la prensa portuguesa sin dirigirles ni una plabara y sí muchas miradas de desprecio.

Los demás lo siguieron sin chistar, para esta aventura de la Euro 2012, no hay más líder que este “Pavo Real Portugués”, el consentido de los Dioses del Estadio.

Y finalmente… ¡es ronaldo!

Faltando 10 minutos para el final del juego de nocaut en el que los checos habían controlado al Portugal de Ronaldo, viene una  jugada por derecha, a Cristiano lo han traído corto todo el partido, solo que ahora los defensores checos pagan el precio del desgaste que significa traerlo en las espaldas todo el juego.

Es mucho pedir, el centro es a media altura, Ronaldo se desmarca con esa poderosa fuerza que lo caracteriza, remate certero, directo a la portería defendida por uno de los mejores porteros del mundo: Petr Cech, imposible detenerlo, no solo es un testarazo certero, es un balón gobernado por la voluntad de quien se nombra a sí mismo el mejor jugador del mundo.

La clase no se niega, se reconoce, el gol no podía ser más oportuno, Portugal se va arriba y se mete a las Semifinales de esta Euro, esperando el ganador del duelo entre españoles y galos, donde los ibéricos se juegan el refrendo de la corona obtenida en 2008.

Y del otro lado, esperar, ¿por qué no?, que Grecia haga la hombrada y eche del camino a los alemanes, dueños desde el arranque del torneo del boleto a la Finalísima.

Solo que, dudo que los Dioses del Estadio se inclinen por los griegos, que pueden convocar a Aquiles e implorar a Zeus, aun así no lograrán conmover hoy a estos Dioses del Futbol que han protegido la consistencia, la congruencia, el futbol de equipo, la disciplina y la jerarquía alemana que hoy deberá vivir y disfrutar con intensidad y pasión ese papel de favorito indiscutible de todos los torneos.

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