Florence Griffith-Joyner deja suspicacias en el viento
La mujer más rápida de la historia ha sido, hasta el momento, Florence Griffith-Joyner, sobre quien siempre hubo sospechas de dopaje por sus tiempos en los 100 y 200 metros, pero hasta su muerte nunca pudieron comprobarse
Ricardo ResendiEl 16 de julio de 1988, durante el clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Seúl, Florence Griffith-Joyner desafió la leyes de la física. Impulsada por el viento, la atleta estadounidense pulverizó el récord mundial en los 100 metros planos femeninos con una nueva marca de 10.49 segundos.
El Estadio Michael Carroll de Indianápolis enmudeció durante un soplo de tiempo. Nadie, con o sin dopaje de por medio, se había siquiera acercado al tiempo que se asomaba a distancia en el cronómetro del recinto.
Fue un momento de confusión para aficionados y analistas de atletismo, en un preolímpico, donde no se disputaba nada, ‘Flo-Jo’, como era conocida, había impuesto una nueva marca mundial, 27 décimas de segundo por debajo del récord previo.
Ni siquiera los mejores tiempos logrados posteriormente por Carmelita Jeter, Marion Jones y Shelly-Ann FraserPryce, de 10.64, 10.65 y 10.76, respectivamente, se acercaron a lo conseguido por Florence Griffith-Joyner en una fase clasificatoria, lo que en su momento generó suspicacias fuera de la pista, las cuales se incrementaron por su retiro repentino y su muerte a temprana edad.
La Federación Internacional de Atletismo declaró que el registro de viento de aquella tarde se encontraba dentro de los límites permitidos; sin embargo, expertos aseguran que había rachas de vientos superiores a los 20 km/h, lo que habría ayudado a Florence a mejorar su desempeño individual.
Asimismo, la atleta estadounidense fue objeto de críticas por parte de los medios de comunicación, quienes ponían en tela de juicio sus portentosas cualidades atléticas, pues mencionaban que hacía uso de métodos ilícitos para aumentar su rendimiento.
Para el siguiente año, en Seúl 88, ‘Flo-Jo’ dejó atrás la controversia generada en la etapa clasificatoria, logrando cosechar tres preseas doradas: en los 100 metros, 200 metros y relevos de 4×100 metros; así como una medalla de plata en los relevos de 4×400 metros.
Florence Griffith-Joyner también batió los récords mundiales en los 200 metros en dos ocasiones: en las Semifinales olímpicas con un tiempo de 21.56 s y en la Final con 21.34 s.
Aunque su carrera estuvo marcada por la polémica, Florence logró salir adelante, convirtiéndose en una de las atletas más prolíficas del atletismo, con récords mundiales en cuatro diferentes competiciones.
El 21 de septiembre de 1998, con tan solo 38 años, Florence Griffith-Joyner murió mientras dormía en su hogar en el Canyon Crest, un vecindario de Mission Viejo, a causa de una convulsión severa por epilepsia.
Hay quienes consideran sospechosos sus récords, pero nunca pudieron comprobar algún consumo de sustancias para incrementar su masa muscular.