Y puede ser peor
Lo que parecía un semestre de ensueño, ahora está al borde del fracaso.
Perdida la Concacaf Liga de Campeones y la posibilidad de acudir al Mundial de Clubes, ahora los Tigres de la UANL tienen la obligación de luchar por revalidar su título de Liga MX.
Pero, ¡oh, realidad!, el problema es que no dependen del todo de sí mismos y deberán ganar sus dos partidos que le restan en el Clausura 2017 y esperar a que uno de los equipos que están mejor colocados que ellos, tropiecen.
Juan Reyna Loa
Lo que parecía un semestre de ensueño, ahora está al borde del fracaso.
Perdida la Concacaf Liga de Campeones y la posibilidad de acudir al Mundial de Clubes, ahora los Tigres de la UANL tienen la obligación de luchar por revalidar su título de Liga MX.
Pero, ¡oh, realidad!, el problema es que no dependen del todo de sí mismos y deberán ganar sus dos partidos que le restan en el Clausura 2017 y esperar a que uno de los equipos que están mejor colocados que ellos, tropiecen.
A un punto de la zona de la Liguilla, ubicado con 19 unidades en la novena posición, el primer obstáculo será mañana sábado cuando reciban al Superlíder Xolos de Tijuana.
Cualquier paso en falso entre empate o derrota, supondrá la virtual eliminación de los de San Nicolás de los Garza, cuando hace apenas cuatro meses celebraban la consecución del quinto título de Liga en Navidad.
Por si fuera poco, su condición de equipo poderoso económicamente, representa un valor adicional a su imagen al ser la nómina más cara del futbol mexicano, con un costo de 61.7 millones de dólares.
Si a eso le agregamos la reciente incorporación del chileno Eduardo Vargas como uno de los refuerzos “bomba” para esta primera parte del año 2017, el inminente fracaso de Tigres puede ser aún peor.
Ganar la Concacaf le hubiera significado por lo menos embolsarse un millón de dólares con el sólo hecho de participar en el Mundial de Clubes, una cuenta pendiente para el club en la época moderna.
Ante Pachuca, los felinos perdieron su tercera final de un certamen continental tras la Copa Libertadores ante River Plate (2015) y la Concachampions contra América (2016).
¿Cómo salvarlo?
Pero, ¿cómo evitar que el semestre se vaya al traste para los Tigres? Lo primero será calificar como sea.
Aquí ya no importan las formas, la obligación es vencer al Tijuana y, posteriormente, al Querétaro en la última jornada.
De ahí en fuera, lo que venga puede ser ganancia y al estar a un sólo punto de la zona de clasificación, le permitirá mayor margen de que se dé una combinación.
Ya estando dentro, las posibilidades de refrendar el campeonato serán las mismas que las de los restantes invitados a la “Fiesta Grande” para ganar también el título.
Aunque el sólo hecho de pensar que un equipo como Tigres pudiera colarse, más de una escuadra querrá no enfrentárselos en Liguilla, como lo reconoció ayer el entrenador de los Rayados Antonio Mohamed.
“En cuanto menos rivales de jerarquía estén en la Liguilla, mejor. No por desearles el mal (a los Tigres) sino porque no quiero enfrentármelos porque es un rival de mucha jerarquía”, expresó el “Turco”.
Las posibilidades de que Tigres enfrenta a Monterrey en otro Clásico Regiomontano de Liguilla son altas, por lo menos en cuartos de final.
Si las matemáticas no fallan, los auriazules podrían meterse entre el octavo y sexto lugar, que contrastan con los primeros lugares que apunta a alcanzar “La Pandilla”, actualmente posicionada en segundo sitio general.
En caso de que se dé la confrontación, para Tigres representaría la última carta para recomponer el camino, al mismo tiempo de ser un envión importante para intentar lograr un bicampeonato que hoy luce muy lejano.
El ajetreo de partidos también ha sido un factor mental para los felinos, quienes cumplirán poco más de tres años de no tener vacaciones largas y desde entonces han disputado la mayoría de los torneos como Copa Libertadores, la Liga local y la Concacaf.
Por lo pronto, los de Ricardo Ferretti se jugarán el todo este sábado ante su afición cuando le hagan los honores al primer lugar de la tabla general. Si pierden, habrán consumado el fracaso.