Pasada la Copa Confederaciones, llegó la hora de las reflexiones. El debate se abre en torno a la continuidad de Juan Carlos Osorio como entrenador de la Selección Mexicana.
Respaldado por los directivos del futbol mexicano, en la opinión pública divide el consenso. Un sector desea ver cortado el proceso, pues está en contra de las decisiones de Osorio y temen el peor papel en el Mundial, mientras que otros aplauden y lo respeten.
¿Hacia dónde vamos con Osorio? ¿Sigue siendo el indicado para conducir el destino del Tri en el Mundial de Rusia?
Esto es lo bueno y lo malo del entrenador camino a la Copa del Mundo.
A favor
Echar al colombiano a menos de un año de la Copa del Mundo y a tres puntos de manera matemática para clasificar al Mundial sería una decisión precipitada.
Sin embargo, en la Federación Mexicana de Futbol (FMF) ya ha habido un antecedente similar cuando en noviembre de 1997 le dieron las gracias a Bora Milutinovic, una vez clasificado a Francia 1998 como líder de la Concacaf y de manera invicta.
Osorio cuenta con el espaldarazo de la famosa “junta de dueños” de los 18 equipos de la Primera División, además de la anuencia de Decio de María, presidente de la FMF, pues hasta ahora ningún directivo pide su cabeza.
Además, en 20 meses de trabajo al frente de la Selección lo respaldan los resultados: en 29 partidos al frente del Tricolor lleva 20 victorias, 5 empates y 4 derrotas.
En esos resultados destaca una eliminatoria invicta, tanto en fase de grupos como en las pasadas seis fechas del Hexagonal Final.
Por si fuera poco, ha logrado triunfos sobresalientes en canchas donde hace mucho no se ganaba: en la etapa previa al Hexagonal venció después de casi 30 años en San Pedro Sula (Honduras) y Canadá, además de doblegar a Estados Unidos en Columbus en el arranque de la presente fase.
Dentro de los buenos números de Osorio también sobresale una base conjuntada y experimentada, al menos en cuanto a la planeación de los partidos, acorde al gusto del entrenador, al jugar con un parado regular de 4 defensores, 3 mediocampistas y 3 delanteros.
La época del timonel colombiano coincide con la de mayor presencia de futbolistas “europeos”, quienes conforman el grosor de la base: Guillermo Ochoa, Héctor Moreno, Héctor Herrera, Jesús Manuel Corona, Diego Reyes, Andrés Guardado, Carlos Vela y Javier “Chicharito” Hernández, sólo por mencionar algunos.
Ha encomendado el vestidor a un “viejo lobo de mar”, Rafael Márquez, a quien le aseguró un lugar en el Mundial de Rusia 2018 y el cual ha fungido más como un auxiliar de campo para el colombiano junto a otros elementos de jerarquía como Guardado o “Chicharito”, con quienes consulta su sistema de rotaciones de acuerdo a lo reconocido por el propio técnico.
La imagen del colombiano en cuanto a la exposición mediática ha sido aceptable. Aunque no tiene el carisma de algunos de sus antecesores, mucho menos el protagonismo, Osorio se ha dado a respetar y desde que llegó a México nunca se ha metido en dimes y diretes con la prensa, ni mucho menos responder críticas que detonen incidentes mayores, como lo ocurrido con Miguel Herrera.
En la última Copa Confederaciones, la Selección Mexicana comenzó perdiendo sus partidos de la fase de grupos y tuvo capacidad de reacción, empatando sobre la hora ante Portugal en el primer duelo y dándole la vuelta a Nueva Zelanda y Rusia.
En contra
El primer factor negativo de Osorio han sido las rotaciones. Los medios de comunicación y aficionados no terminan por asimilar el modelo del colombiano, basado en cambiar a los jugadores en cada partido e inclusive colocándolos en posiciones donde no están acostumbrados a participar.
Lo mismo ha habilitado defensores como contenciones, o zagueros centrales como laterales. El entrenador se escuda con el discurso de la competencia interna y un descanso físico adecuado para que los futbolistas se encuentren “frescos” y sin sobrecargas.
Otro detalle presente en el timonel nacional es la falta de autocrítica. El técnico justificó su sistema en todo momento y en lugar de puntualizar los errores que llevaron a México perder la semifinal contra Alemania, resaltó más las pocas virtudes de su escuadra.
Este mismo papel lo ha tomado en anteriores encuentros eliminatorios donde el juicio de la opinión pública contrasta con lo visto por el propio entrenador.
También las críticas le han pesado a Osorio por alinear jugadores con poca participación reciente en sus clubes (Layún en Porto) o que simplemente ya no pesan en el Tri (Giovani dos Santos), como sucedió ante los teutones, además de la ausencia de otros como Carlos Vela en tal partido de magnitud.
La defensa es el principal punto a seguir y trabajar en los meses previo al Mundial. Pese a contar con gente de experiencia como Héctor Moreno o Diego Reyes, México inició perdiendo los encuentros de la Copa Confederaciones, salvo el duelo por el tercer lugar contra Portugal.
Por el estilo de juego del colombiano, al colocar su línea más adelantada en las avanzadas ofensivas, al Tri le suelen hacer daño equipos rápidos con pases a profundidad, como las desconcentraciones ante Alemania en los primeros 10 minutos del partido.
Dichos errores ya habían aparecido un año antes en el fatídico 7-0 contra Chile, otro conjunto dinámico que con presión contrarrestó el estilo de Osorio.
En síntesis, México con Osorio es dominante ante selecciones de su nivel como en Concacaf, pero ante potencias como Chile o Alemania simplemente sirvió poco.
La lección es trabajar más para competir con los mismos estándares (lo que luce complicado) o adecuar el estilo con respecto a los jugadores del Tri para competir contra rivales de mayor jerarquía.
Por si fuera poco, Osorio deberá evitar caer en provocaciones como lo acontecido con el cuerpo técnico de Nueva Zelanda o con el árbitro en el duelo por el tercer lugar contra los lusitanos, acciones que lo dejaron mal parado en encuentros de alto riesgo.
El colombiano tiene la obligación de analizar a fondo y emplear lo mejor de sí para solucionar las carencias de la representación.
De lo contrario, México correría el riesgo de ni siquiera superar la fase de grupos, algo que no ha pasado desde el Mundial de Argentina 1978.