Hay calor chiapaneco en Rusia
Por una afortunada coincidencia la agencia de viajes que me reservó el hospedaje en Sochi confundió mi reservación con la de otra persona. Al llegar al Aeropuerto de Sochi tomé un taxi que se metió a la carretera que va a las montañas, dejándome en el Hotel Peek, el clásico hotel de montaña, cabañas, chimenea, restaurante y lobby calientito, pero lejos del mundanal ruido del Olympic Park, de Sochi.
Alfredo Domínguez Murohttps://www.youtube.com/watch?v=5yfU0F0iZOQ
Por una afortunada coincidencia la agencia de viajes que me reservó el hospedaje en Sochi confundió mi reservación con la de otra persona. Al llegar al Aeropuerto de Sochi tomé un taxi que se metió a la carretera que va a las montañas, dejándome en el Hotel Peek, el clásico hotel de montaña, cabañas, chimenea, restaurante y lobby calientito, pero lejos del mundanal ruido del Olympic Park, de Sochi.
En la recepción no encontraban mi reservación por ningún lado, así que pedí hablar con el gerente o director, mi sorpresa fue mayúscula al encontrar a un joven y elegante director !nacido en Chiapas!
De inmediato nos identificamos, me ayudó a aclarar el tema, mi hotel estaba a 40 kilómetros de ahí, justo al lado del Olympic Park, un taxi vendría por mí y yo me prometí regresar para platicar con…
‘Soy Pablo Rincón, y soy mexicano’
Unos días después fui a la montaña para ver el Descenso Alpino y el Salto en Rampa, pasé al Hotel a platicar con Pablo, curiosa historia.
Pablo ha sido inquieto desde siempre, junto a su familia vivieron en Chiapas, luego en Cancún, ahí estudió con los Legionarios, el negocio familiar era el hotel y parque “El Pueblito” en la entrada de la zona hotelera, viniendo del Aeropuerto.
“Iba tan bien el negocio que mi papá y mi tío se pelearon, alguien vendió, el otro compró y el negocio vino a pique”, me contó Pablo.
A Suiza como sea
Pablo decidió viajar a Suiza a estudiar hotelería, que es lo suyo, ahí conoce a una hermosa joven rusa, Alyna, se enamoran, Pablo comienza a estudiar ruso por su cuenta, pero no es mucho lo que aprende. Terminan sus estudios y la convence de ir a Cancún.
“Ella no quería ir, decía que estaba muy lejos, finalmente se convence, llegamos y se enamoró del lugar”, dijo.
Ahí intentan de todo, hasta una panadería orgánica que no funciona, tiene ofertas para alguna cadena pero :
“…me sentía como enjaulado, Alyna se quería quedar en Cancún y yo irme a Rusia a intentar algo, sabía que con los Olímpicos de Sochi y Alyna siendo de esa región, habría oportunidades”, explicó Pablo.
Así que dejaron todo y se fueron a Sochi a buscar oportunidades de laborar.
“Yo llegué sin papeles de trabajo, comencé a tocar puertas y mientras Alyna y yo manejábamos un hotel pequeñito, luego apareció un empresario ruso que quiere aprender español, yo me apunté, así ganaba dinero extra y luego me presentaron un cuate que conocía a gente en el Gran Hotel Polyana, el mejor de la región.
Vladimir Putin tiene su Chalet…
Dentro de ese hotel, nada más para que se sepa el nivel del hotel.
”Ahí, sin idioma, los papeles estaban en trámite gracias a su relación con Alyna, comenzó a trabajar en la cocina, era el año 2009, Alyna lo apoyaba.
Pablo le metio duro al idioma y en el Gran Hotel apareció un directivo que estudió en la misma escuela Suiza que ellos, este hombre lo apoyó, Pablo respondió y hoy es…
El ‘mero mero’ director…
Del Hotel Peak, el segundo hotel de esa cadena. Ya han llegado dos hijos ruso–mexicanos, Polina y Pioter de 4 y 2 años, el acuerdo es que Pablo les habla en español y Alyna en ruso, de hecho los conocí, los saludé en español y así me respondieron en la limitación de su corta edad.
Así las cosas pues, se cumple el viejo adagio : en todos lados hay aunque sea UN Mexicano ¡triunfador!