James Connolly estrenó la nueva era de los olímpicos
Se cumplen 125 años de que el estadounidense James Connolly se adjudicó la medalla de oro del salto triple en los Juegos de Atenas 1896 para ser el primer campeón olímpico
Manuel SebrerosPasaron más de mil 527 años para que un deportista pudiera llamarse campeón olímpico. Fue el 6 de abril de 1896 cuando el estadounidense James Connolly terminó con esa milenaria racha sin que hubiera un máximo ganador en alguna disciplina.
Después de la recuperación de los Juegos Olímpicos, y de la inauguración de la primera edición de la nueva era, James Connolly compitió en el debut del atletismo y se colgó la medalla de oro en el salto triple.
La participación del representante norteamericano en la justa de Atenas se coronó también con la medalla de plata en salto de altura y el bronce en el salto de longitud, por lo que valió la pena el largo viaje que hizo desde el continente americano hasta la capital de Grecia en barco y tren.
El medallista de Atenas fue hijo de emigrantes irlandeses que llegaron a Estados Unidos y se afincaron en Boston, donde siempre tuvo a su disposición parques en los que desarrolló su gusto por correr y saltar, que en el futuro serían su llave al Olimpo del deporte.
Durante su etapa como estudiante pudo conocer también de cerca el futbol y el ciclismo, pero al final optó por el atletismo, en el cual se preparó mientras el Comité Olímpico Internacional veía la luz en 1894 y decretaba el retorno de los Juegos al mismo lugar donde alcanzaron popularidad y también desaparecieron: Grecia.
Después de su exitosa participación en Atenas, Connolly regresó a los Juegos Olímpicos en la edición de París 1900, en la que volvió a subir al podio, con la plata en el salto triple.
Su incursión en los juegos siguió en San Luis 1904, en su propio país, pero ya fuera de la competencia, pues acudió como periodista, ya que tenía formación como escritor. En su historial se encuentran publicados más de 200 cuentos y 25 novelas.
Connolly murió a los 88 años y tanto en vida como muerto recibió distintos homenajes, además, una colección de varios de sus objetos y la mítica primer medalla de oro de los Juegos Olímpicos de la nueva era se encuentran en la biblioteca del Colby College, en Maine.