En medio de la tristeza que cubrió al mundo de la NFL por la muerte del legendario Junior Seau el pasado mes de mayo, las interrogantes sobre qué es lo que sucede con los ex futbolistas seguían presentándose.
El año pasado Dave Duerson, quien conquistara el Super Bowl XX con los Osos de Chicago y el XXV con los Gigantes de Nueva York se disparó en el pecho.
Este año la familia del ex jugador presentó una demanda por homicidio culposo en contra de la NFL, ya que para ellos los directivos de la Liga debieron advertirle a Duerson sobre los efectos negativos de las conmociones cerebrales.
La demanda mencionaba que expertos de la Universidad de Boston habían determinado que Duerson sufría de daño cerebral avanzado cuando se suicidó.
El luto regresó al futbol americano cuando Junior Seau fue hallado muerto en un aparente caso de suicidio.
Seau fue uno de los linebackers más destacados en la NFL en las décadas de los 1990 y 2000. Jugó con San Diego, Delfines de Miami y Patriotas de Nueva Inglaterra.
El ex jugador estuvo durante 20 temporadas en la NFL, durante 12 años defendió los colores de San Diego, equipo al que guió a su única aparición en el Super Bowl.
Las pruebas
Un estudio realizado en el 2000, donde se encuestó a mil 90 exjugadores de la NFL, encontró que más de un 60 por ciento había sufrido al menos una contusión. Otro 26 por ciento había tenido tres o más. Quienes habían tenido contusiones reportaron más problemas con la memoria, concentración, impedimentos del habla, dolores de cabeza y otros problemas neurológicos que aquellos que no.
Un estudio de 2007 realizado por la Universidad de Carolina del Norte para el Centro de Estudio de Atletas Retirados encontró que de los 595 ex jugadores de la NFL, 20.2 por ciento de ellos presentaban cuadros de depresión.