Que su primer juego en la Liga haya sido un empate a cero puntos era un mal augurio para los Cardenales de Arizona, uno de los dos equipos que cumplirán 100 temporadas junto a la NFL, al igual que los Osos de Chicago.
Ese extraño debut, el 10 de octubre de 1920, marcó sentencia a la franquicia que ha pasado por Chicago, San Luis y Arizona, pues nunca ha ganado el Super Bowl, su último campeonato fue en 1947, tiene más juegos perdidos que ganados y la campaña pasada fue el peor equipo con marca de 3-13.
Para este año, los Cardenales intentarán que su canto se vuelva a escuchar, para revertir que en 2 0 1 8 fue la peor ofensiva y una de las defensivas más limitadas, la franquicia le imprimirá un sello universitario, con la dupla coach – quarterback.
La apuesta es arriesgada, pues el entrenador será Kliff Kingsbury, quien llega a la NFL procedente del futbol americano colegial, y que deberá explotar el talento de Kyler Murray, primera selección del Draft pasado y que también había sido elegido por los Atléticos de Oakland para jugar beisbol en Grandes Ligas.
El objetivo será mejorar en su récord y en el peor de los escenarios, de quedarse en el fango, el próximo año podrían tener una selección tempranera en el Draft.