Lionel Messi no quiere volver a pasar frente a un trofeo sin poder levantarlo.
Con cuatro finales perdidas sobre la espalda, el astro de Argentina está ante una oportunidad única, tal vez la última, de redimirse: una final de Copa América ante el clásico rival Brasil en el estadio Maracaná y con Neymar ansioso por bajarlo del pedestal.
Por varias razones, el duelo de este sábado marcará un quiebre en la histórica rivalidad entre los dos gigantes del futbol sudamericano, que suman en conjunto siete títulos mundiales y 23 continentales.
?? ¡Ha llegado el momento de la decisión! @Argentina realizó hoy su último entrenamiento antes de la gran final ? #CopaAmérica #VibraElContinente
?? Chegou a hora de decisão! A Argentina realizou hoje seu último treino antes da grande final ? #VibraOContinente pic.twitter.com/ND1hxdkCZp
— Copa América (@CopaAmerica) July 9, 2021
Será la primera vez que se enfrenten en una final en el legendario estadio de Río de Janeiro, donde el local se ha vuelto imbatible en partidos decisivos desde que mordió el polvo ante Uruguay en el Mundial de 1950.
Messi está ante la ocasión ideal de curar las heridas por tantos golpes con Argentina, una potencia que arrastra 28 años sin títulos. Ebrio de vueltas olímpicas en Barcelona, nunca pudo ganar un trofeo con la selección mayor de su país.
Ha perdido tres finales de Copa América (2007, ante Brasil; 2015 y 2016) y la del Mundial 2014 ante Alemania, también en el Maracaná.
Messi advirtió antes de la Copa América que era “el momento de dar el golpe”, un deseo que en el campo de juego confirmó con cuatro goles, cinco asistencias y un nivel pocas veces visto con la Albiceleste, también respaldado por un equipo renovado, con futbolistas de menos cartel que los del pasado, pero que lograron complementarse mejor con la gran figura.
Lee también: Argentina sufrió, pero llega a la final de la Copa América
“Gane o no gane seguirá siendo el mejor futbolista de la historia, no necesita un título para demostrarlo”, remarcó el técnico argentino Lionel Scaloni.
“Nos interesa por nuestra gente, por el esfuerzo que venimos haciendo para no romper la burbuja (sanitaria), pero lo de Leo está en segundo plano que se pueda ganar o no, él ya ha demostrado que es el mejor jugador de la historia. Ojalá podamos ganarla”.
Del lado de Brasil, La Canarinha es un equipo mucho más afianzado, que sabe adaptarse a distintos esquemas durante un mismo partido, con una defensa que sólo ha concedido dos goles en el torneo y con un Neymar de 29 años más comprometido en la causa ofensiva que en fingir faltas.
El último duelo oficial fue en semifinales de la edición 2019, con triunfo de Brasil 2-0 envuelto en varias polémicas arbitrales que reaparecieron en la memoria antes de la final. El árbitro uruguayo Esteban Ostojich fue designado para el próximo sábado.