En cada duela en la que se presenta Claudia Ramos deja siempre en claro que su mayor orgullo es ser mexicana. Ese amor por su país y el nivel de juego que ha mostrado la han llevado a ganarse un lugar estelar con las Matadors de la Universidad de Cal State Northridge (CSUN), con quienes ya tiene un campeonato en el torneo de la Conferencia Big West en Anaheim, California.
“Los que me conocen saben que para mí ser mexicana es un gran honor y por eso siempre trato que donde quiera que voy a jugar se den cuenta de que yo vengo de México, porque mi mayor orgullo es eso, ser mexicana”, relata la jugadora.
Originaria de Guadalajara, Claudia tuvo que vencer varios obstáculos para alcanzar los sueños de jugar en Estados Unidos y ser llamada a la Selección Mexicana. Las pocas oportunidades de jugar en su país el deporte que le apasiona la llevaron a dudar de si tendría un futuro exitoso.
Eso fue el detonante para que la jugadora buscara opciones fuera del país, ya que además de que en México no existe una liga femenil de manera profesional, la falta de apoyo de una organización fue otro problema para ella, el cual solucionó gracias “a la calidad humana que me rodeaba”, recuerda.
“Fue muy difícil llegar hasta acá, porque hay ocasiones que aún no me la creo. Algo que me ayudó para poder jugar en Estados Unidos es que cuando estaba en preparatoria me pude codear en el baloncesto universitario y eso te da un diferente estilo de juego.
“Sabía que tenía que dar un impulso extra a mi carrera, porque me di cuenta que ya estaba jugando a nivel universitario, la cuestión aquí era ¿Qué sigue? Porque no había liga profesional en México, así que busqué opciones en el extranjero y lo logré gracias a que estuve rodeada de buena calidad humana. Yo recibí apoyo de mis entrenadores, amigos y familiares, no tanto de una organización”, dice en entrevista con Reporte Indigo.
Una posible revancha
Así como la vida, el deporte también da momentos de revancha, pues a pesar de que en un principio la falta de una liga profesional femenil fue el detonante para buscar nuevas oportunidades, esa misma razón se puede convertir en su motivo de regreso en un futuro, ya que el anuncio de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) de crear una torneo para mujeres para la próxima temporada la ilusiona.
“Claro que me gustaría estar más adelante en esa liga, porque cuando yo me fui, pensar en que existiera una liga profesional para mujeres era algo que no estaba sobre la mesa, por eso el hecho de que ya exista la idea es un gran avance para nosotras”, dice.
Al conocer el plan que la LNBP trae en manos, pide tanto a jugadoras como afición y medios de comunicación apoyar esta iniciativa, pues muchas veces se dejan de lado los obstáculos que ellas tienen para poder jugar.
“Me acuerdo que jugar era muy pesado en mis tiempos, porque para jugar en Juárez era un viaje de más de 11 horas, o a veces llegábamos directo al juego, ni a hospedarnos, llegábamos directo a jugar.
Su experiencia en Estados Unidos le ha permitido ver de cerca el crecimiento de la WNBA, cuyos directivos no aflojan el paso en su misión de extender su alcance, por lo que Claudia pide seguir el ejemplo de esta organización y no ‘tirar la toalla’ en los primeros obstáculos.
“En la WNBA son 12 equipos, el Draft son 36 jugadores, eso es sólo una ronda de la NBA, pero están pasando el proceso de batallar, de que la gente los voltee a ver, pero la WNBA ha mostrado un crecimiento enorme, pese a las constantes críticas, y eso es porque saben que es un proceso y que no se puede aflojar”, asegura.