“Por mi raza hablará el espíritu”, es el lema de la Universidad Nacional Autónoma de México, unas palabras que hoy están ausentes del equipo de la Liga MX… o al menos así lo dicta la realidad.
La crisis de resultados en Pumas ha ausentado el espíritu deportivo en el presente Apertura 2017, torneo en el que han comenzado de la peor manera al estar situados en el penúltimo lugar de la Liga MX y ser ya el conjunto con más derrotas con un total de seis.
La vorágine negativa la arrastra desde el torneo anterior, cuando el cuadro universitario cerró el campeonato con cinco derrotas consecutivas, una caída estrepitosa que lo marginó de la Liguilla y además lo condenó al penúltimo puesto de la clasificación general.
Desde entonces el proyecto de Rodrigo Ares de Parga, presidente de Pumas, comenzaba a tambalearse, sin embargo el directivo mantuvo al entonces entrenador Juan Francisco Palencia de cara al presente Apertura.
Con los nuevos bríos del año futbolístico, y una “limpia” en la plantilla que incluyó a “próceres” como Darío Verón o el portero Alejandro Palacios, los Pumas de Paco Palencia comenzaron con una victoria ante Pachuca, sin embargo dos derrotas consecutivas ante Atlas y América ponían en predicamento el puesto del entrenador, quien se mantuvo en el cargo tras ganar a Lobos BUAP en la Jornada 4.
Parecía que recobraban el rumbo, sin embargo otros dos descalabros le costaron el puesto al “Gatillero”, quien fue reemplazado por Sergio Egea luego de la derrota contra Monarcas Morelia en la fecha doble de fines de agosto pasado.
Fracasado el proyecto de Palencia, la directiva universitaria apostó por Sergio Egea de manera interina, el cual fungía como vicepresidente deportivo.
Quien fuera auxiliar de Hugo Sánchez en el Pumas bicampeón de 2004, tomó las riendas en el momento más precario de la institución y previo a la visita ante Veracruz, en la séptima fecha del torneo.
Pero Egea tuvo un debut desafortunado al caer 2-0 y ni la pausa de la fecha FIFA logró meter en sintonía al equipo para los duelos de Liga, pues el pasado cotejo frente a Xolos fue la gota que derramó el vaso y sólo no es sotanero general debido a la mejor diferencia de goles con respecto a Puebla.
“El equipo está buscando revertir una situación difícil, esta situación es embarazosa de un club grande que se ha metido en una dinámica de resultados negativos y no cabe duda que tenemos que aunar esfuerzos con los futbolistas y el plantel para volver a la senda del triunfo”, manifestó Egea tras perder contra Xolos, lo que significó la sexta en el campeonato y cuarta de manera consecutiva.
En declive
Después del Apertura 2015, tras perder la final contra Tigres apelando a su espíritu universitario, en una dramática serie que estuvo a punto de remontar, nadie imaginaba que Pumas entraría en una precaria etapa.
El siguiente semestre significó el fin de la era de Guillermo Vázquez Jr como entrenador y de la directiva conformada por Jorge Borja Navarrete, no sin antes tener un desempeño aceptable en la Copa Libertadores 2016.
La llegada de Ares de Parga suponía el regreso de Pumas a los primeros planos, sin embargo hasta ahora no ha sido posible y el mayor éxito conseguido bajo su gestión, en cuanto a resultados deportivos se refiere, tan sólo ha sido haber alcanzado los cuartos de final en el torneo de Liga Apertura 2016 y la Liga de Campeones de la Concacaf 2016-2017, eliminado de ambos por Tigres.
Apostar por la cantera, además, ha sido insuficiente, mientras que los refuerzos no han terminado por pesar, como los casos de Bryan Rabello o Joffre Guerrón, además del argentino Mauro Formica, recientemente llegado al club, pues sólo ha jugado apenas dos encuentros debido a sus lesiones.
Las únicas excepciones han sido Abraham González y Nicolás Castillo, quienes han mantenido regularidad y buenas actuaciones: el español ha sido un imprescindible del medio campo desde que llegó a México en el Apertura 2016, mientras que el chileno se ha ganado el cariño de la afición universitaria desde comienzos de 2017 gracias a sus anotaciones.
Así ha sido el lastre de Pumas… un grande que deambula en la mediocridad.