Para muchos hijos de futbolistas profesionales lo más común es heredar la profesión y continuar con el legado familiar en ese deporte. No así para Carlos Sansores, quien no logró hacer “match” con el balón, porque su destino estaba, más bien, en patear personas. Como un niño inquieto, sus padres intentaron relajar la personalidad de Carlos a través de distintos deportes; sin embargo, fue en el taekwondo donde el joven quintanarroense encontraría el camino para desarrollarse como persona.
“Mi papá era futbolista profesional en Cancún, yo empecé a practicar futbol, pero mi fuerte no era patear un balón, sino patear a las personas, entonces estuve en muchos deportes, en lucha, en judo, natación, futbol, y me gustó mucho el taekwondo, más que nada por la disciplina, es un ambiente bastante agradable, ahí me gustó estar, todos son disciplinados, amables”, reconoce Carlos Sansores en entrevista con Reporte Índigo.
El joven deportista se preparaba para acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio cuando la pandemia detuvo al mundo. Como el mejor representante mexicano en la categoría arriba de 80 kilos, Sansores tiene prácticamente seguro su boleto para ir a la justa asiática reprogramada para el siguiente año.
El cambio de planes olímpicos no ha sido la única adversidad que ha enfrentado, pues para desarrollar su carrera en el deporte de las patadas tuvo que dejar su casa y a su familia desde muy joven.
“Lo más complicado es cuando te alejas de tu familia, me alejé a los 16 años, yo vivía en Chetumal, nunca había salido de Quintana Roo, pero lo más difícil fue pasar de una ciudad tan pequeña a una tan grande como Ciudad de México, eran miedos, inseguridades, era estar lejos de mi familia, no estaba acostumbrado a tres entrenamientos al día, esa parte me costó mucho.
“Tenía algo en mente, no solo poder llegar a unos JJOO, sino ayudar a toda mi familia de alguna manera, no estando ahí a lo mejor podría ayudarlos en algo, decidí quedarme y mi familia siempre me echó los ánimos para seguir en este lugar”, recuerda con emoción.
El estudiante de la licenciatura en Negocios en la Universidad Anáhuac reconoce que han habido momentos en los que las dificultades se presentan, pero nunca ha considerado renunciar a su sueño, principalmente por la disciplina que le ha inculcado su deporte.
Asimismo, Carlos siempre estará agradecido con el taekwondo porque ha sido a través de este que ha podido conocer diferentes partes del mundo, probado distinta comida y conocido a personas de múltiples culturas.
“Primero está la disciplina, de a la mejor en algunos momentos estoy tan cansado que no quiero venir a entrenar, a lo mejor eso en la vida es bastante importante, porque no siempre te sientes bien, pero aún así tienes que ir a trabajar, hacer muchas actividades, pero a final de cuentas eso ayuda a mejorar, a ser mejor persona, el respeto, las amistades, los lugares que conoces gracias al deporte, por todo eso le doy gracias al taekwondo, porque he podido ver diferentes culturas”, señala el subcampeón Mundial de Manchester 2019.
La mejor maestra de Taekwondo
Además de idolatrar a su padre, Sansores no duda en mostrarse feliz de compartir momentos con la triple medallista olímpica María del Rosario Espinoza, quien asume su papel de veterana y leyenda del deporte mexicano para guiar a los nuevos valores del taekwondo.
Carlos pertenece a una categoría que ya dio dividendos a México, cuando Víctor Estrada Garibay conquistó la medalla de bronce en Sidney 2000, y aunque nunca ha tenido contacto con el ahora político, reconoce que le gustaría tener una plática para recibir consejos.
“Nunca he tenido la oportunidad de platicar con Víctor Estrada, ojalá algún día se me haga, para que me dé algunas sugerencias, así como con María del Rosario que me ha dado muchísimas sugerencias, es un pilar con nosotros, porque no solo es una medallista olímpica, sino es una gran persona”, expresa.
Siempre listo para dar el máximo esfuerzo, el joven taekwondoín lleva una dieta que cumpla con los requerimientos para su peso, lo cual no significa que pueda darse libertades y comer de todo, sino más bien los carbohidratos necesarios, por lo que trabaja de la mano con un nutriólogo.
Mi dieta es a base de carbohidratos, somos “heavys”, pero eso no me da el derecho de irme por una pizza, tengo que dar el peso, tienes que cuidar mucho los músculos y que estés bien físicamente, no me debo preocupar de bajar de peso, pero tampoco de subir de comida chatarra, tengo que comer mucho pan, espagueti, arroz, para al momento de entrenar aguantar, porque la fuerza de los pesados es diferente”, dice.