El mundo del futbol, y del deporte en general, no se podría entender sin lo conseguido por Edson Arantes Do Nascimento, Pelé, quien en su paso por el balompié logró marcas personales, llevó a la gloria a Brasil en los mundiales, producto de una promesa que debía cumplir, y se convirtió, a su retiro, en una figura multimediática, lo que le generó amores y odios.
Dicen que para serlo tienes que parecerlo, y aunque en su niñez “Dico”, como era conocido, no pintaba para destacar en un deporte en el que su padre intentó pero no pudo triunfar porque, literal, se “fregó” una rodilla, el don lo tenía en la sangre y solo era cuestión de que algo lo hiciera explotar.
Ese motivo fue el “Maracanazo”, la primera de dos historias trágicas de Brasil como sede de la Copa del Mundo, pues la caída en la final del Mundial de 1950, ante Uruguay, provocó que un pequeño de nueve años lanzara una advertencia a su padre, quien lloraba por el resultado de su equipo: “Algún día ganaré la Copa del Mundo para ti”.
Y esa promesa tardó solo ocho años en llegar, aunque desde 1956 ya se conocía al joven Pelé por la manera en que desparramaba rivales por doquier en el campeonato brasileño, fue con la camiseta nacional con la que tocaría el cielo.
Suecia 1958 fue la presentación, en la que además de ser campeón del mundo, Pelé se llevó el reconocimiento del Mejor Jugador Joven. Chile 1962 fue la declaración de guerra, pues los rivales lo destruyeron a patadas, aún así Brasil repitió el título.
Para Inglaterra 66 la historia no cambió mucho, pues búlgaros y portugueses se olvidaron del honor deportivo y arremetieron contra Pelé cuanto pudieron, aunado a los problemas internos, ese Mundial fue la excepción, ya que la “canarinha” quedó fuera en primera ronda.
Pero la consolidación llegó en México 1970. Con Pelé maduro y el “Jogo Bonito” en su máxima expresión, no solo aportó para que Brasil se coronara tricampeona del mundo, sino que dejó huella con jugadas de fantasía, dignas de videojuego que en ese entonces no existían, como el salto para anotar ante Italia o el “gol que no fue”, en contra de Uruguay.
“(Ganar la Copa del Mundo) Es la cosa más importante para la carrera de un futbolista, es una gran responsabilidad y yo siempre procuro no decepcionar a mis admiradores”, expresó Pelé en una entrevista con Reporte Índigo, vía correo electrónico, en 2018.
Fue ser campeón por tercera vez en la Copa de México (fue el torneo más importante en mi carrera). Por eso me convertí en el único tricampeón mundial
Pelé, Personaje histórico
Más allá de su vida dentro del campo, Edson Arantes sobrepasó al deporte, convirtiéndose en un símbolo para el mundo, pues lo mismo recibió condecoraciones de países, como nombramientos especiales por organismos como la ONU.
También probó ser actor y cantante, imagen comercial de varias marcas y hasta político, pues entre 1995 y 1998 fue ministro extraordinario del Deporte en Brasil.
Aunque a él no le tocó ver a Leónidas, figura de Brasil en los mundiales de 1934 y 1938, Pelé concretó lo que inició su antecesor y que se pausó por la Segunda Guerra Mundial, el juego atrevido y sin miedo fuera el rival que fuera.
Después de Pelé, quienes figuraron con Brasil, como Romario o Ronaldo Nazario, han reconocido que siempre fue el mítico “10” quien los inspiró para destacar en el futbol.
Quienes lo vieron jugar afirman que ha sido el más grande, una discusión interminable con quienes atestiguaron la magia de otros grandes como Johan Cruyff, Diego Armando Maradona, Ronaldo, o ahora Cristiano y Messi; sin embargo, su lugar entre los futbolistas extraordinarios estará por siempre.