El sábado 10 de julio de 2021, la Selección Mexicana vivió una de las peores noches en su historia. Lo que se pensaba sería un debut con goleada ante Trinidad y Tobago, terminó siendo un empate a cero goles, con la baja de Hirving “Chucky” Lozano de la Copa Oro y con el regreso del grito prohibido que, en el caso más severo dejaría al Tricolor fuera del Mundial de Qatar 2022 e incluso se perdería la sede de la Copa del Mundo 2026.
Hoy, ante Guatemala, y en lo que resta de la Copa Oro, el Tri está obligado a mejorar en lo futbolístico para ganar un torneo que, históricamente, ha traído más problemas y críticas que aspectos positivos.
Pero, sobre todo, a erradicar una situación por la cual, FIFA ya sancionó a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) con dos partidos oficiales a puerta cerrada, castigo que también trajo su dosis de polémica, luego de que el organismo mundial informó que puede ser aplicado para cualquier representativo nacional y no solo a la selección mayor varonil.
Días antes de ese sábado fatídico, parecía que el grito iba en camino a ser erradicado, luego de que en los amistosos ante Panamá y Nigeria apenas había sido perceptible. La estrategia había sido poner al micrófono a un jugador del Tri llamando a la afición a mantener el respeto.
Sin embargo, todo cambió ante Trinidad y Tobago. Al ser un torneo manejado por Concacaf, primero, brilló por su ausencia la estrategia utilizada con Memo Ochoa y Héctor Herrera. Luego, un cuestionado arbitraje y la frustración por el empate detonaron el grito nuevamente y el partido se detuvo dos veces.
La imagen de Edson Álvarez, tapándose la cabeza con la camiseta, tras la segunda llamada de atención lo dice todo: hay alerta roja e incertidumbre por los castigos venideros tras este hecho, al cual, se le acumulan los ocurridos en la Nations League, en junio pasado.
Sí, el castigo de los dos partidos oficiales a puerta cerrada es apenas por el grito ocurrido en el preolímpico de Guadalajara, celebrado en marzo.
Ante ello, Yon de Luisa, titular de la FMF, dijo el lunes que se analizaba jugar el partido de hoy a puerta cerrada; sin embargo, Concacaf dijo “No” y esta noche el Cotton Bowl recibirá a miles de aficionados con el antecedente de que en Dallas se ha presentado sobremanera el grito.
“También se escucharon gritos discriminatorios durante un partido amistoso de México en el mismo estadio en mayo”, por lo que los aficionados “están dañando la gran reputación de Dallas como una ciudad de futbol, particularmente después de que en los recientes partidos amistosos de México en Atlanta, Nashville y Los Ángeles no hubo gritos discriminatorios”, se lee en el comunicado de la Concacaf.
“Este partido se llevará a cabo según lo programado, con la asistencia de aficionados. Si es necesario, activará sus protocolos que incluyen expulsar a los aficionados que se involucren en comportamientos discriminatorios y suspender el partido”, informó el organismo, que también mostró su decepción “por el lenguaje utilizado por algunos de los aficionados de México”.
Y es que la Asociación de Futbol de Trinidad y Tobago también acusó a la afición mexicana de proferir insultos racistas hacia sus jugadores y personal.
Copa Oro, un nuevo inicio
El sábado se tocó fondo y hoy, ante una selección que entró de emergencia ante la baja de Curazao, el equipo dirigido por Gerardo “Tata” Martino tiene la oportunidad de recomponer el camino.
Guatemala, que perdió 2-0 contra El Salvador, representa, de nuevo, un rival a modo para dar espectáculo y, sobre todo, sacarse la espina de haber tenido un debut sin goles.
Con la baja de “Chucky” Lozano, el peso del ataque recae plenamente en Rogelio Funes Mori, quien tendrá como compañeros en la ofensiva a “Tecatito” Corona y a Efraín Álvarez, del LA Galaxy, que deberá mostrarse de mejor manera tras el juego irregular del sábado pasado.
Esta noche, sólo vale el triunfo y gritar los goles… otra cosa perjudicará a la Selección Mexicana y a sus federativos, que veían como mina de oro los partidos en Estados Unidos. Hoy, hasta esos, le acarrean preocupación.