El mariscal de campo de los Patriots de Nueva Inglaterra se prepara para disputar su octavo Super Bowl, de la mano de su entrenador en jefe, Bill Belichick. Si el próximo 4 de febrero logran vencer a los Eagles de Filadelfia, esa dupla se consagrará como una de las mejores en las historia del fútbol americano al conseguir su sexto anillo.
Estando tan cerca de la fecha en la que las miradas de todos los amantes del deporte voltearán al U.S Bank Stadium de Minneapolis, en Minnesota, todos pensaríamos que Brady debería estar concentrado en mantener su brazo a punto para ofrecer uno de sus mejores juegos.
También podríamos creer que todo el staff de los Patriots debe estar trabajando en la seguridad de sus jugadores, en tener todos los uniformes impecables y en que ningún balón esté parcialmente desinflado. Nadie quiere que se repita el escándalo del “deflategate”.
Sin embargo, para la NFL, los Patriots y Tom Brady existe otra prioridad: evitar que el jersey número 12 de los de Nueva Inglaterra vuelva a ser hurtado de los vestidores después del partido de americano más importante del año.
De acuerdo con información revelada por el portal TMZ, los encargados de resguardar la seguridad en el Super Bowl LII tiene como prioridad vigilar el jersey de Tom Brady para evitar que el vergonzoso episodio del año pasado se vuelva a repetir.
Para cuplir con el objetido de cuidar el jersey del mariscal de campo y de todos los jugadores, así como la integridad física de deportistas y asistentes, se contará con un operativo integrado por agencias federales, agencias estatales y empresas de seguridad privada.
Recordemos que en el Super Bowl del año pasado, un mexicano se hizo mundialmente famoso, no precisamente por su destacada labor dentro de la cancha, sino por ingresar al vestidor de los Patriots, en el estadio de Houston, y robar el jersey de Tom Brady.
Su nombre es Martín Mauricio Ortega, quien logró entrar hasta los vestidores gracias a que en ese entonces era ejecutivo del diario La Prensa y obtuvo acreditación “all-access”.
Ese fue el último partido de la NFL que Ortega pudo ver en vivo; luego de que el FBI recuperó la preciada prenda en territorio mexicano, la NFL vetó de por vida al mexicano desde ese entonces tiene prohibido entrar a cualquier juego de la liga norteamericana de fútbol americano.