Retirarse es como morir: expeloteros
Decir adiós al diamante tras varios años de carrera fue bastante complicado para quienes dejaron su vida en la rutina y fama de estar en Grandes Ligas
Indigo StaffCon 26 años y 40 triunfos en cinco años de carrera con los Gigantes de San Francisco, las lesiones obligaron a Noah Lowry a retirarse antes de lo planeado del beisbol, por lo que su vida cambió de ser un pitcher con futuro en Grandes Ligas a administrar su tienda de artículos para actividades al aire libre.
“Me siento muerto por dentro”, asegura Lowry, quien se retiró en 2007.
Y no es para menos, a él y otros expeloteros se les volvió parte de su ADN la adrenalina de estar frente a más de 40 mil aficionados, lanzando o bateando, extrañan el clubhouse, la emoción de llegar a la Serie Mundial, de sacar el último out y festejar la victoria.
Como Todd Helton, quien fue un cañonero de los Rockies de Colorado y que ahora su vida se ha vuelto más tranquila y monótona, quien reconoce que no tenía idea de que alejarse del beisbol sería un ajuste tan abrumador y agobiante.
Helton se retiró en 2013, tras 17 años con Colorado, donde pegó 369 home runs en 2 mil 247 juegos. Eso ya quedó atrás, las prácticas de bateo, los Opening Days, vuelos, hoteles, cazadores de autógrafos y dinero han quedado atrás para el zurdo exprimera base y ahora llevar a sus hijas a la escuela es su principal actividad.
Otros expeloteros han pasado por la misma situación, como Jack Taschner, pitcher de seis temporadas en MLB que se convirtió en policía en Wisconsin, o el exrelevista especialista en bateadores zurdos, Scott Eyre, quien en agosto pasado publicó un mensaje desesperado en Facebook en el que pedía un empleo, el que fuera.
O casos más extremos como el del mexicano Esteban Loaiza, quien ahora está preso en California, tras haber sido detenido por posesión de drogas para fines de venta.