El partido de esta tarde entre Juventus de Turín y el Dinamo de Kiev pasará a la historia, ya que será el primer juego de la Champions League arbitrado por una mujer, la francesa Stéphanie Frappart.
Más allá de que su designación sea por un tema de quedar bien en materia de inclusión, la silbante se ha ganado esta oportunidad con sus actuaciones que la llevaron a ser la mejor de 2019, por lo que la UEFA también la envió, la semana pasada, a dirigir el duelo varonil de la Europa League entre el Granada de España y el Omonia Nicosia de Chipre.
Con 36 años, Frappart ya tiene experiencia en juegos varoniles, pues en agosto del año pasado llevó el encuentro entre Liverpool y Chelsea por la Supercopa de Europa, así como los juegos entre Djurgarden y Europa, en la fase eliminatoria de Champions, y el Leicester contra Zorya.
“Quiero arbitrar en primera por mis competencias, no por ser mujer”, dijo con firmeza en 2019 para el diario francés L’Equipe.
La silbante ha reconocido que las exigencias deben ser las mismas con ella, ya que en los partidos los jugadores no van a distinguir si el uniforme “negro” lo porta un hombre o una mujer.
Aunque en su carrera ha tenido que enfrentar el disgusto de algunos futbolistas o entrenadores, Frappart ha marcado la pauta para que la designación de mujeres en partidos de hombres deje de ser sorpresivo y se vuelva un hecho común.
Interesada en el futbol desde los 13 años, a los 19 dejó de patear el balón para tomar el silbato y las tarjetas. Su carrera comenzó a consolidarse en segunda división hasta llegar a la elite continental.
En categorías femeniles, Frappart dirigió en el Mundial de 2015, los Juegos Olímpicos de Río 2016 y la final de la Copa del Mundo Sub 20 en 2018.
“Uno de mis objetivos es suscitar vocaciones para que las chicas comiencen a arbitrar. Es algo que quiero hacer porque he comenzado a entreabrir las puertas”, ha declarado.
