Super Bowl LVI: un regreso digno de Hollywood

La máxima fiesta de la NFL vuelve a Los Ángeles, ciudad que lo vio nacer, y lo hace en un escenario símbolo de la opulencia: el SoFi Stadium
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El Super Bowl LVI marcará un momento emblemático en el regreso de la NFL a Los Ángeles. Un equipo será local en un reluciente estadio, con un glamur propio de Hollywood.

El SoFi Stadium, palacio construido por el dueño de los Rams, Stan Kroenke, con un costo de 5 mil millones de dólares, se asemeja a una ola. El objetivo era reflejar la región oceánica que lo alberga y recibir los partidos más importantes.

La pantalla ovalada y de dos caras es la mayor que se haya construido jamás. Pende por encima del terreno, con 80 millones de pixeles, para que los espectadores puedan ver repeticiones, estadísticas y anuncios en una resolución de 4K.

Hay 260 suites de lujo, bungalows al estilo de un club de playa detrás de las zonas de anotación y más de 13 mil butacas “premium”. Después de su primera visita, un famoso aficionado consideró que éste era “el mejor estadio del mundo”. Era LeBron James, de los Lakers.

Será el octavo Super Bowl en el área de Los Ángeles, que recibió el primero en el Memorial Coliseum. Otras ediciones se realizaron en el Rose Bowl de Pasadena, incluida la derrota de los Rams ante los Steelers de Pittsburgh en 1980.

El último fue en 1993. Al año siguiente, los Rams y los Raiders se marcharon, y Los Ángeles se convirtió en una ciudad sin NFL.

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Hubo varios intentos por corregir esta anomalía. Pocos pensaron que la ausencia sería tan larga. En 1996, una iniciativa para llevar a los Seahawks a Los Ángeles fue frenada por la liga, que aprobó la llegada de un equipo de expansión a la ciudad en 1999. Pero ese equipo terminó jugando en Houston, como los Texans.

En la década siguiente, el sur de California fue más bien la moneda de cambio que usaban los dueños de la NFL cuando trataban de que sus ciudades financiaran nuevos estadios. De no hacerlo, decían, se irían a Los Ángeles.

Al final, surgieron algunos proyectos serios y ahora, la reconciliación absoluta llega con el Super Bowl, y con los Rams como locales en la metrópolis que los vio nacer antes de su mudanza a San Luis.

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