La nueva temporada de la NFL que inicia hoy estará “militarizada”, pero no por la presencia de efectivos del ejército, sino por el apoyo que las fuerzas armadas estadounidenses le darán a la Liga en el terreno médico.
En años recientes, la NFL ha tenido que sortear una serie de críticas y demandas por las lesiones cerebrales de jugadores y ex jugadores. Incluso las muertes de algunas ex figuras de este deporte se han relacionado con afectaciones en el cerebro, producto de los impactos sufridos en su carrera deportiva.
Específicamente en este año resalta el deceso de Junior Seau, quien falleció el pasado mes de mayo. Sus familiares donaron el cerebro del ex jugador para que se analizara.
La importancia que ha tomado la lesión traumática cerebral (TBI, por sus siglas en inglés) obligó que el propio ejército de los Estados Unidos se uniera al combate para evitar este tipo de problemas que también golpean a sus soldados.
Ray Odierno, jefe del ejército estadounidense y Roger Goodell, Comisionado de la NFL, firmaron una carta formal de acuerdo la semana pasada.
“Estamos tratando de educar tanto a jugadores como a soldados sobre el TBI, para buscar un tratamiento tanto en el campo de batalla y como en el campo de juego”, comentó Odierno en el evento que estuvieron presentes veteranos de guerra y algunos ex jugadores, quienes han sufrido de contusiones cerebrales.
“Juntos, podemos hacer una gran diferencia, compartir investigaciones médicas y ayudar a jugadores y soldados. Creo que podemos cambiar nuestras culturas con atletas y soldados compartiendo sus experiencias”, declaró el Comisionado de la NFL.
La tecnología que utilizan los equipos militares podría ser adaptada e implementada en un futuro cercano en el futbol americano profesional.
El ejército utiliza cascos con sensores para medir el impacto en la cabeza de los soldados después de una explosión u otro incidente que puede causar el TBI.
Funcionarios de defensa dijeron que hay unos 2 mil casos documentados de lesiones cerebrales de activos militares.