Ya nada será igual…
Después de esa derrota vergonzosa y humillante ante Costa Rica, para nuestro futbol ya nada será igual. Aunque los directivos y cuerpo técnico quieran que sea igual, aunque los jugadores quieran mantenerse en su zona de confort, ya nada será igual.
Nuestra afición está muy dolida, desde los aficionados ocasionales hasta los muy fanáticos, ya no nos identificamos con esta selección.
Alfredo Domínguez Murohttp://www.youtube.com/watch?v=z7rdcSTbdDg
Después de esa derrota vergonzosa y humillante ante Costa Rica, para nuestro futbol ya nada será igual. Aunque los directivos y cuerpo técnico quieran que sea igual, aunque los jugadores quieran mantenerse en su zona de confort, ya nada será igual.
Nuestra afición está muy dolida, desde los aficionados ocasionales hasta los muy fanáticos, ya no nos identificamos con esta selección.
Estamos hartos de tanta mercadotecnia, de que se privilegie lo mercadológico sobre la cancha. No tengo nada contra lo mercadológico, qué bueno, es un dinero que no le roban a nadie y hay que repartirse, pero la balanza está muy desequilibrada.
Pero vamos por partes para reconocer quiénes son los culpables, los responsables y buscarle a esto una solución.
Ingresos históricos
La Federación Mexicana de Futbol ingresa este cuatrienio, entre Mundial y Mundial, una cantidad histórica superior a los 500 millones de dólares, lo cual tiene contentos a los directivos y dueños del balón que quieren por supuesto que la Selección siga jugando y produciendo dinero.
Somos la Selección que más partidos juega en el mundo, disputamos cuando menos 10 partidos, que significan casi uno por mes: amistoso, moleros y todos en Estados Unidos.
¿Por qué?, porque la Femexfut está explotando a la Selección Nacional en jugar y burlarse en muchas ocasiones de los sentimientos y emociones de nuestros compatriotas que están del otro lado, a 40 dólares promedio por asiento.
Esto genera muchos millones de dólares no solo al Tri como tal, sino a la Femexfut y por supuesto a las televisoras.
Este negocio de tantos partidos de la Selección genera en la cancha un gran desequilibrio y me explico.
Hay grandes patrocinadores que exigen estos partidos y que exigen también que sus figuras, que no las tenemos, pero estas figuras mediáticas, ejemplo: “Chicharito”, Giovani, son jugadores buenos pero no figurones, solamente que nosotros los aficionados por verlos ahí terminan por creer que son grandes jugadores y que van a resolverlo todo en un país mesiánico en donde tiene que venir una persona a resolverlo todo.
Ahí está el desequilibrio en la cancha. Los 500 millones de dólares contra los sentimientos burlados no solo de los aficionados del otro lado del Río Bravo, sino de nosotros mismos.
Y la burla es en la cancha
A final de cuentas, la Selección que asiste a estos 10 o 12 partidos amistosos, es un Tri parchado. No están los jugadores que vienen de Europa, por lo tanto no están las figuras, por lo tanto llegan estos jugadores y creen que están compitiendo por un puesto, pero la realidad de esto es el efecto kleenex, que después de ese partido los tiran y no los vuelven a llamar.
Por eso en cada proceso llaman a más de 100 jugadores. Esto es perverso, porque hay que cumplir y alimentar esa vena por donde surge muchísimo dinero y vienen un patrocinador y otro más.
De pronto la bola de nieve nadie la puede detener, pero en la cancha queda absolutamente desequilibrada.
La medalla de oro…
De los Juegos Olímpicos se consiguió en contra parte a esto que les estoy diciendo.
En la medalla de oro había hambre, un grupo de jugadores que fueron denostados por aquella noche triste en Ecuador y que fueron reforzados por José de Jesús Corona que venía por una revancha, Carlos Salcido y Oribe Peralta, quien no aparecía por ningún lado pero ahí apareció.
Era el goleador que exigía a gritos el lugar que ahora le damos equivocadamente al “Chicharito” y el resultado fue un equipo y un grupo con hambre que se amalgamó.
En ese grupo nadie creía, pero llegó y le ganó la medalla de oro a Brasil. Eso es lo que necesitamos, ahí nos identificamos, ese es el factor “jugadores con hambre, con ganas de ser, con sacrificio”, pero es muy difícil en un país en donde cada quien hace su esfuerzo individual.
Soluciones
Recuperar la brújula, ir al trabajo de conjunto. Insisto, no tenemos figuras, no lo vamos a resolver así, necesitamos otra vez privilegiar el trabajo de conjunto y que los partidos moleros que juega el Tri tenga una razón deportiva.
No solamente ir de engaña bobos a Estados Unidos a cobrar 40 dólares por asiento a nuestros paisanos.
El otro punto es sin duda las lecciones que hay que aprender de afuera, ¿quién nos salvó?, el equipo de Estados Unidos.
Triste que ellos nos hayan salvado y ahora hasta se burlan, pero así fue, ¿por qué nos salvaron?, les aseguro que no querían salvarnos, ellos fueron a ganar porque en la idiosincrasia, el estilo y la forma de ser de los norteamericanos, aunque les duelan las muelas a muchos, desde chicos compiten para ganar. Nosotros no.
Nosotros competimos para ser individuales, tenemos que cambiar esto y aprender de Estados Unidos, que perdían 2-1 contra el Panamá que ya festejaba, pero faltaban siete minutos y los norteamericanos seguían peleando… ¡y ya están calificados!
Pero hicieron lo suyo, fueron a ganar. Podían perder, pero ganaron.
Lo de Centroamérica es otra lección aprendida, este sentimiento de frustración, de habernos visto que teníamos mucha soberbia se traduce junto con los muchos complejos que hay para ver a México en este histórico fanatismo, que se convierte en odio y que hoy nos ha demuestra aquí una vez más. La realidad es que como juegan el futbol, no nos quieren.
Así las cosas. Hay ingresos históricos, las arcas están llenas, los dueños de los equipos que son los que pusieron a la gente de la Femexfut y las televisoras están satisfechas con lo que ingresan.
Perdieron la esencia, lo fundamental, el trabajo en la cancha que es el que cierra este círculo que se ha roto. Ojalá la lección esté aprendida, pero sí les digo que las cosas ya no volverán a ser iguales nunca, después de esta derrota vergonzosa… Así de fácil.
La zona de confort…
Estas figuras vienen de Europa solamente porque están allá, ese es un tema que heredamos tristemente del señor Eriksson y Hugo Sánchez. Ahí se rompió el equilibrio.
Recordar que nuestro equipo siempre apostó por el juego de conjunto con Miguel Mejía Barón, Manolo Lapuente, Bora Milutinovic, Ricardo LaVolpe y Javier Aguirre. Dieron sus resultados pero nunca con la angustia que tenemos hoy, ¿qué ocurre ahora?, que esta zona de confort que hemos inventado mercadológicamente con los que no son figuras.
Todo se centra en una figura mediática, que es el “Chicharito” Hernández. No es lo que nos han hecho creer, simplemente hay que ver que en el Manchester juega solo 16 o 18 minutos, no es el figurón, por supuesto es un jugador que está por encima del promedio en México pero nada más.
Cuando viene a México le cargamos la mano pensando que va a resolverlo todo, y si se fija, es el que más ha fallado. Y en el juego de conjunto no aparece.
El futbol mexicano tiene que apostar otra vez al juego de conjunto. La Femexfut tiene que reinventarse y manejar su mercadotecnia equilibrada con la cancha.
Los resultados les van a dar más dólares, pero la necesidad de recuperar ese dinero, y los promotores que están trayendo los partidos moleros, ahí es en donde esto se pierde.
¿Qué pasa? Perdemos la competencia entre los jugadores y la esencia misma.
¿Y el proceso del “Chepo”?
Al principio fue muy bueno ¿y qué pasó entonces?, se rompió en ese desequilibrio perverso de tener que jugar partidos moleros y manosear jugadores.
Después llegan los europeos, muchas veces por debajo de los de aquí.
Como “Chepo” había ganado algunos partidos y veníamos con inercia de resultados, creímos que el próximo partido mejoraríamos, hasta que se rompió este equilibrio.
Se acabó el hambre de los jugadores, se sintieron figuras y no las tenemos. No somos tan malos como lo que vimos en la Eliminatoria, ni tan buenos para ganar la Copa del Mundo, pero sí tenemos otro lugar muy diferente al que hoy se esta dando en nuestro futbol.