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CINE Thor: Amor y Trueno (2022)

No sabemos si es una comedia con tintes dramáticos, o un drama que no puede tomarse en serio, pero las aventuras de Thor continúan.

En el Universo Cinematográfico de Marvel, ningún otro héroe ha perdido tanto como el Dios del Rayo. A lo largo de las 29 películas de estos estudios, Thor ha tenido que decirle adiós a sus padres, a su hermano, a su tierra y a su gente; incluso a su propio martillo. Después de los eventos ocurridos en “Avengers: Endgame”, Thor se unió a los Guardianes de la Galaxia en un viaje en el que buscó recuperar su fuerza y poder pero, una nueva amenaza ha hecho que regrese a la tierra. Ahora, nuestro héroe deberá enfrentarse a un nuevo reto, al tiempo en que descubre algo inaudito: su amada Jane Foster es quien ahora porta el manto de la poderosa Thor.

COMEDIA INVOLUNTARIA

No voy a negar que es Thor, con toda su excentricidad, uno de los personajes mejor logrados en la películas de Marvel, o al menos eso es lo que se vió cuando el héroe hizo su debut en el 2011. Después de ello, el personaje cayó en una especie de parodia o burla de sí mismo que se ha sostenido gracias al propio carisma (y físico) de Chris Hemsworth, aun cuando el arco de su personaje en la películas resulta ser uno de los más trágicos.

Con la llegada del director Taika Waititi, el Dios del Rayo finalmente se convirtió en el protagonista de las películas “graciosas” de Marvel, dándonos grandes aventuras llenas de momentos épicos y entretenidos, o al menos así pasó con su tercer filme. Para esta cuarta entrega, “Thor: Amor y Trueno”, la producción enfrenta todos los conceptos épicos, graciosos, trágicos e interesantes en una mezcolanza que deja mucho que desear.

HÉROES SIN GANAS

“Thor: Amor y Trueno” es la muestra más grande que tiene Marvel de una película hecha con flojera. La cinta reúne secuencias de acción y entretenimiento que se meten de manera forzada en una narrativa que se quiere ver graciosa en todo momento, muy a pesar de manejar temáticas difíciles y oscuras. La cinta, en todo momento, nos muestra que la creatividad del director no puede manejar el cambio de sensibilidad, queriendo hacer chistes hasta de la muerte de sus personajes, mostrando que apenas unas cuantas de sus bromas conecten con el público y muchas otras se queden perdidas en el mal gusto o la vorágine de imágenes con las que se inunda la pantalla.

El regreso a la franquicia de Natalie Portman y la participación de Christian Bale como el villano de la historia se quedan en una buena intención y nada más. Portan se siente completamente fuera de lugar, incómoda y hasta aburrida con su papel en este filme, mientras que el grandísimo talento de Bale se reduce a una única escena de enfrentamiento contra Thor, mientras que las demás se pierden en una mala dirección y un guión que no sabe como te quiere contar las cosas. Sobre la breve participación de Russel Crowe como Zeus, la verdad, omitiremos el comentario.

En fin, si a todo lo anterior le sumamos un cuestionable trabajo en los efectos visuales, un tercer acto que a momentos se siente forzado y la excusa de marketing de que la cinta “es una comedia romántica de superhéroes”, “Thor: Amor y Trueno” es un espectáculo que quizá llame la atención de los fanáticos, pero que dentro del cine de Marvel es de sus propuestas peor logradas.

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