A pesar de esfuerzo, economía mexicana sigue afectada por sismos de 2017
Decenas de comercios no se han logrado recuperar a un año del sismo del 19 de septiembre, a pesar de los esfuerzos para reactivar la actividad económica del país. La falta de apoyos y dictámenes oficiales se convirtieron en un factor determinante
Mara Echeverría y Nayeli MezaAskari Mateos lo perdió casi todo. El negocio que construyó con su socio se derrumbó ante sus ojos a causa del sismo que cimbró a México hace un año sin que pudiera hacer nada para salvarlo.
“Al menos estábamos vivos”, es el consuelo que queda para el pequeño empresario de aquel 19 de septiembre de 2017 que marcó la vida de todos los mexicanos.
Días después, el originario de Oaxaca regresó al local ubicado en la colonia Roma Norte, en Ciudad de México, para encarar la tragedia y tratar de rescatar algunas pertenencias del restaurante que se convirtió en su segundo hogar durante más de cinco años.
El panorama lucía desolador. Aquella casona colorida en San Luis Potosí 13, que había sobrevivido los terremotos de 1957 y 1985, perdió la batalla. Lo único que quedaban eran los recuerdos que se acumularon durante décadas en su interior.
“Fue un momento muy doloroso que se convirtió en un punto de quiebre. Lo único que pasaba por mi cabeza era que hasta ahí habíamos llegado, pues ya no podíamos hacer nada más”, dice Askari Mateos, copropietario del restaurante Las Tlayudas.
Tres meses después, los socios lograron subir de nueva cuenta la cortina, gracias a los ahorros que tenían y a préstamos que consiguieron, aunque el restaurante se mudó a Avenida Insurgentes.
“Decidimos convertir lo que nos estaba pasando en un estímulo para ponernos de pie de nueva cuenta y seguir caminando”, manifiesta Mateos.
Pero, no todo ha sido miel sobre hojuelas. En la actualidad, los socios enfrentan una compleja situación financiera y atraer a la clientela tampoco ha sido fácil.
La historia de Askari Mateos se suma a la de los 328 mil 662 negocios afectados en todo el país a causa de los sismos de septiembre del año pasado y que aún viven un viacrucis para ponerse de pie.
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El 19S marcó un parteaguas. Desde entonces, el sector comercial libra una batalla por recuperarse de las pérdidas que ocasionó el siniestro.
A la fecha, aproximadamente 96 por ciento de los pequeños y medianos comercios dañados han reanudado sus actividades, en tanto que el 4 por ciento restante aún se encuentra inactivo, revelan datos de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño (Canacope Servytur) de la Ciudad de México.
No obstante, la presidenta del organismo Ada Irma Cruz opina que aunque la cifra puede parecer alentadora, la realidad es otra.
Una vez que terminaron las labores de remoción de escombros y el rescate de personas atrapadas, los comerciantes se enfrentaron al golpe de no contar con los recursos suficientes para reconstruir sus establecimientos, sobre todo, en la delegación Xochimilco, la colonia Del Valle y el corredor Roma-Condesa.
Para Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), en estos lugares de la capital del país los pequeños comercios aún sufren los estragos del sismo, debido a que el consumo se contrajo.
Asimismo, el dirigente de Anpec comparte que a esta situación se sumó el difícil acceso a los apoyos del gobierno para quienes fueron afectados.
La respuesta de las autoridades locales fue crear una bolsa de 710 mdp para apoyar a los negocios con alguna afectación. Sin embargo, la ayuda no fue gratuita, ya que para poder acceder a estos recursos era necesario tramitar créditos que, además de empeorar su situación financiera, eran insuficientes para cubrir sus necesidades.
“El proceso fue tortuoso y burocrático. En algunos casos los comerciantes debían pagar más para tener la documentación necesaria que la cantidad de apoyo que iban a recibir. El dinero llegó a cuenta gotas”, relata Rivera.
El Multiforo 246, un bar que se ubica en las calles de Querétaro e Insurgentes, en la Colonia Roma, cerró sus puertas varias semanas después del sismo.
Cuando pudieron abrir se enfrentaron a la falta de energía eléctrica causada por la caída de un transformador que no podía ser reparado hasta que terminaran las labores de derrumbe de un edificio de condominios que se ubicaba en la esquina de Medellín y San Luis Potosí, relata Ariana Rosales, encargada del lugar.
La administradora cuenta que tras el siniestro, además de enfrentar la baja de visitantes al lugar, también tuvieron que encarar la lentitud de las autoridades para emitir dictámenes sobre las condiciones que guardaban muchas de las edificaciones en la zona, por lo que dueños de diversos establecimientos decidieron absorber los gastos para obtener un dictamen oficial que avalara que los inmuebles estaban en buenas condiciones.
“No tuvimos apoyo de nada, al contrario. Yo tenía en proceso un trámite y a partir del sismo me han pedido más documentación y también me condicionaron un permiso pendiente con otro documento”, expone Rosales.
En este sentido, Ada Irma Cruz, de Canacope Servytur CDMX, comparte que sólo 5 por ciento de los negocios en la capital solicitó uno de los créditos que ofreció el gobierno local, precisamente por los candados que ponían y su complejidad.
“Muchos de los pequeños comercios decidieron salir adelante solos y con los pocos ahorros que contaban, pero a un año de la tragedia esto no ha sido suficiente para recuperarse”, añade.
El ritmo de vida en el país cambió y con ello también se transformó la actividad económica. Cuauhtémoc Rivera refiere que para ningún empresario detener sus actividades ante una contingencia es una opción, incluidos los pequeños comercios ubicados dentro de la zona considerada como el epicentro del desastre.
“Con el sismo la mayoría de las casas se vieron afectadas y con ellas los comercios instalados dentro de las viviendas y ante la situación se buscó una forma alternativa de operar, algunos con paraguas afuera de las casas. Para no tener desabasto de productos, entre varios se juntaron para pagar taxis y traer mercancía. La gente ante la contingencia redobla esfuerzos y pone más empeño pero no frena”.
En medio de la catástrofe, Askari Mateos, copropietario del restaurante Las Tlayudas, comparte que se aprendieron grandes lecciones.
Fuerza ciudadana
Además del esfuerzo que los pequeños y medianos comercios hicieron en las zonas afectadas, la ciudadanía se ha convertido en pieza clave en la reactivación económica de la capital del país, sobre todo en la Roma-Condesa, dos de los barrios más antiguos de la metrópoli caracterizados por contar con un gran número de cafés, restaurantes y centros de reunión.
Coral De la Vega, propietaria de Mayco, restaurante que se ubica a una calle de la esquina de Ámsterdam y Laredo, donde colapsó un edificio, se sumó a una de las iniciativas ciudadanas que buscan invitar a la comunidad a visitar la zona que ha tenido una lenta recuperación tras el desastre.
De la Vega comenta que Mayco abrió sus puertas en julio de 2017, antes de que ocurriera el temblor, tiempo en el que el proyecto tenía mucho éxito. Durante los cinco meses posteriores al 19S las ventas en su comercio fueron nulas, pero se mantenían con las puertas abiertas porque tenía la ilusión de verlo prosperar.
“Para nosotros fue muy traumático porque vivimos el proceso desde que se cayó el edificio, apoyar a rescatistas y ver cómo se iba recuperando todo después del sismo. Resistimos y esto nos sensibilizó para ayudar”, comparte la propietaria.
Con este ánimo, la también actriz cuenta que ésta fue una de las razones que la impulsaron a sumarse a la iniciativa de Barrio Unido, una asociación de restauranteros que quiere dar paso a la creación de un movimiento ciudadano que busque el bienestar de la comunidad.
Por ahora, a la pequeña empresaria le parece importante que la asociación sume a más negocios, artistas y sociedad civil, con el objetivo de decidir cuáles son las mejoras que se requieren en el corredor Roma-Condesa.
“Hay muchos edificios vacíos, unos que no tienen fecha para derrumbarse. Hay calles desoladas, muchos establecimientos tuvieron que cerrar y esto se contagia. A la gente le da desconfianza un lugar solitario y por eso también es la iniciativa de Barrio Unido de juntarnos para invitar a la gente a que regresen”, declara.
En este camino de mejorar los barrios para curar las heridas que dejó el 19 de septiembre el movimiento #VaPorLaRoma también levantó la mano respaldado por el colectivo Jóvenes Artesanos, quienes desde hace un año buscan dar una nueva identidad a la colonia mediante de la recuperación de viviendas y espacios afectados por el sismo, mismo que intervienen con murales.
Además, entre los eventos que realizan para costear el material de las obras de arte, realizan eventos culturales en los que dan empleo a personas de comunidades afectadas y que se encuentran lejos de la capital del país al realizar talleres de costura o telar con artesanos, por ejemplo.
Ángel Méndez, especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle, considera que esta clase de iniciativas ciudadanas son importantes para la reactivación económica de México, pero reconoce que muchas veces no es suficiente si las personas no apoyan como se espera.
“Muchos lugares siguen desapareciendo y esto no se detendrá si los consumidores no acuden a estos festivales y a los comercios afectados. No podemos olvidar lo que pasó hace un año, el 19 de septiembre de 2017 no puede ser olvidado”.