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Aeropuertos fantasmales

En medio de la árida meseta central de España se encuentran los relucientes edificios del Aeropuerto Central de Ciudad Real, el primer aeropuerto internacional privado del país ibérico. 

La construcción de este aeropuerto requirió una inversión de aproximadamente 1.1 mil millones de euros, y sus instalaciones ocupan más de mil 200 hectáreas. 

Se estima que su capacidad operativa anual es de 2.5 millones de pasajeros.

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Vuelos semanales era el promedio del aeropuerto de Ciudad Real. El de Madrid-Barajas es de 7 mil
"La economía (en España) ha crecido a través de la construcción en los últimos 10 años y se han creado un montón de malos hábitos”
Fernando FernándezProfesor de macroeconomía del Instituto de Empresa de Madrid
http://www.youtube.com/watch?v=04Pli0-kpA4

En medio de la árida meseta central de España se encuentran los relucientes edificios del Aeropuerto Central de Ciudad Real, el primer aeropuerto internacional privado del país ibérico. 

La construcción de este aeropuerto requirió una inversión de aproximadamente 1.1 mil millones de euros, y sus instalaciones ocupan más de mil 200 hectáreas. 

Se estima que su capacidad operativa anual es de 2.5 millones de pasajeros.

Lo extraño del Aeropuerto Central de Ciudad Real es que, a pesar de su modernidad y tamaño, está vacío. Por él no pasan ni pasajeros, ni aviones de carga, ni nada ni nadie. Es uno más de los llamados aeropuertos fantasma de España, grandes proyectos de inversión, pública o privada, que no han resultado económicamente viables como para justificar las enormes inversiones destinadas a ellos ni han servido a un propósito práctico. 

En el caso de Ciudad Real, el aeropuerto fue concebido en los 90 como una alternativa de desahogo para el Aeropuerto de Madrid-Barajas, que se encontraba saturado debido al intenso crecimiento del tráfico aéreo. Ciudad Real se encuentra a una hora de Madrid viajando por tren de alta velocidad.

Inaugurado a finales del 2008, el Aeropuerto Central de Ciudad Real vio su último vuelo partir en octubre del 2011, después de meses en que operaba tan solo cuatro vuelos a la semana. Ahora, con 529 millones de euros en deudas y ninguna aerolínea utilizando su pista, la compañía operadora del aeropuerto está en bancarrota y el aeropuerto clausurado está siendo subastado a un precio de 100 millones de euros. 

El ejemplo de Ciudad Real se une a un grupo de aeropuertos fantasma que incluye el Aeropuerto de Castellón, el Aeropuerto de Lleida, el Aeropuerto Internacional Región de Murcia, el Aeropuerto de Huesca-Pirineos y el Aeropuerto de Córdoba. 

El penoso conjunto de aeropuertos infrautilizados representan ahora un símbolo del gasto excesivo que se dio en España previo a su actual situación de dificultad.

En el caso de los aeropuertos fantasma de Ciudad Real y de Castellón, lo más cercano a tráfico que se suele ver son vehículos terrestres pasando relativamente cerca, pero jamás se ve un solo avión. 

Inversiones que no despegan

España tuvo una época en donde empezó a construir grandes y numerosos proyectos de infraestructura, que iban de la mano con el fuerte crecimiento español. 

Sin embargo, tras la caída tan brusca bajo cuyos efectos viven desde hace algunos años, incluyendo el estancamiento de la eurozona, estos aeropuertos no son más que adornos en sus ciudades.

Supuestamente el Aeropuerto Central de Ciudad Real había sido creado con la finalidad de poder eliminar el congestionamiento aéreo de Madrid, utilizando tecnología de punta y una de las pistas centrales más grandes del mundo. 

Pero lentamente se fue viendo la verdad, donde muy apenas se operaba una cantidad promedio de 4 vuelos por semana, y cada vuelo se sentía como si se estuviera en un jet privado por la baja cantidad de pasajeros. 

Como referencia, en España se operan un total anual de aproximadamente 1.8 millones de vuelos; más de un tercio de ellos pasa por los aeropuertos Madrid-Barajas y Barcelona El Prat.

Mientras los constructores del Aeropuerto Central de Ciudad Real opinan que crearon un aeropuerto de ensueño, críticos del proyecto citados por el diario español ABC difieren, diciendo que tal infraestructura estaba destinada al fracaso por su larga distancia de la capital.

Luego está el Aeropuerto de Castellón, inaugurado en marzo del 2011 gracias a una inversión de 150 millones de euros. 

A un mes de su apertura, todavía no veía un solo vuelo, fuera del avión inspector que calificó las instalaciones. 

Según reportan los diarios españoles, el aeropuerto fue construido gracias al atractivo que tendrían los futuros parques temáticos de la zona. Pero mientras estos no lleguen, el futuro del aeropuerto se mantiene oscuro. 

Pista vacía, restaurante lleno

A pesar de estos fracasos, España se ha visto obstinada a seguir creando proyectos inmensos, como carreteras o la línea ferroviaria de Galicia, con un costo no apto para el poco uso que se dará, pero que son la excusa perfecta para poder impulsar a diversos partidos políticos y empresarios.

“Hemos sustituido la obsesión con los ladrillos y la construcción de viviendas con la obsesión por las autopistas, trenes de alta velocidad y aeropuertos, pero es la misma basura”, dijo Fernando Fernández, profesor de macroeconomía del Instituto de Empresa de Madrid, en entrevista con ABC. 

“Es como intentar una desintoxicación de drogadictos”, continuó, “la economía ha crecido a través de la construcción en los últimos 10 años y se han creado un montón de malos hábitos”.

El Aeropuerto Central de Ciudad Real se sentía muy utilizado en comparación con el Aeropuerto de Huesca, que registra tan solo un par de vuelos cada 7 meses, pero que luce con movimiento por tener un restaurante muy visitado y reconocido por su buen servicio.

Lo mismo sucede con el Aeropuerto de Lleida, en cuyo restaurante se pueden disfrutar cenas al aire libre en una terraza con el entretenimiento musical de un DJ.

La ironía del contraste en la popularidad de los restaurantes de estos aeropuertos con el vacío en sus terminales y pistas no ha escapado al ojo de los medios, que le han dedicado amplia cobertura televisiva y de prensa impresa para evidenciar su poca utilidad.

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