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La política monetaria de los principales bancos centrales del mundo busca estimular la débil y estancada economía global mediante un enfoque acomodaticio.
Tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el Banco de Japón (BOJ) y el Banco Central Europeo (BCE) mantienen tasas de interés de referencia en mínimos históricos, y continúan expandiendo sus hojas de balance mediante programas de compras de activos.
Ante esta instancia, el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) advierte que los riesgos de seguir con dichas medidas de política monetaria alternativa no deben ser subestimados.
El organismo, cuya sede se encuentra en Basilea, Suiza, considera que el balance de riesgos contra efectividad de las políticas acomodaticias se deteriora con el tiempo.
El BIS se autodenomina como la organización financiera internacional más antigua del mundo.
La institución actúa como el banco de los bancos centrales y pretende promover la cooperación entre las autoridades monetarias del mundo en aras de la estabilidad financiera internacional.
Lenta recuperación
El exhorto a normalizar la política monetaria se ha convertido en la bandera del BIS, según la publicación de su reporte anual el 29 de junio.
La institución hace un llamado a abandonar los instrumentos acomodaticios lo antes posible, “aún si el camino es difícil”.
La posición del organismo reside en que el verdadero riesgo consiste en salir de las políticas poco convencionales muy tarde o muy despacio.
Para el organismo, un curso de política monetaria ideal sería el de medidas macroprudenciales que traten los desbalances financieros.
Insiste en abandonar el enfoque de política cuando los instrumentos hayan perdido la habilidad para estimular la economía.
Los resultados de las acciones poco ortodoxas de los bancos centrales no son claros. Sin embargo, lo más preocupante es que los riesgos derivados de estas medidas tampoco lo son.
El BIS califica la recuperación global como “inusualmente lenta”. El Banco Mundial pronostica un crecimiento para la economía mundial de apenas 2.8 por ciento.
Además, la inflación en Europa y Japón se ha mantenido debajo de la meta oficial. Cabe destacar que uno de los objetivos explícitos de las políticas alternativas del BCE y el BOJ es el combate a la deflación.
Desde el punto de vista del BIS, los estímulos monetarios suelen ser poco efectivos en “recesiones de hojas de balance”, tal como se etiqueta a la crisis del 2008.
El término se refiere a recesiones derivadas de una crisis financiera y a la acumulación insostenible de deuda. En este contexto, las medidas para promover el crédito de manera artificial generan dudas sobre su efectividad.
Desbalances financieros
Las acciones y discursos de los bancos centrales tienen la cualidad de influenciar las percepciones y actitudes de los agentes económicos respecto al riesgo.
El BIS estima que los mercados financieros se encuentran “bajo el hechizo” de la política monetaria poco convencional.
Los indicadores de volatilidad están en niveles históricamente bajos, lo que eleva las preocupaciones del BIS sobre el encubrimiento de riesgos latentes.
La combinación de baja volatilidad y bajos costos del crédito incentivan a los agentes económicos a buscar mayores rendimientos sin las consideraciones normales de riesgo.
El BIS cree que las políticas acomodaticias promueven la demanda de activos más riesgosos.
Actualmente los índices accionarios están batiendo récords, mientras que en lo que va del año, los bonos de Grecia, Portugal y España (activos de riesgo) han incrementado su valor en 30, 16 y 9.7 por ciento, respectivamente.
La postura del organismo internacional es que los instrumentos alternativos de política monetaria elevan la valuación de los activos riesgosos.
El reporte anual del BIS detalla que se han observado incrementos significativos en los precios de activos de las economías avanzadas.
Agrega que las valuaciones de activos han reaccionado a los cambios de política monetaria de manera más acentuada que en años anteriores.
El peligro de los desbalances financieros provocados por los estímulos monetarios afecta de mayor manera a las economías emergentes.
Para ejemplo, el año pasado la Reserva Federal de Estados Unidos comenzó su salida del programa de compra de activos. El efecto para las monedas de países emergentes fue devastador: Brasil, India, Turquía, Indonesia, Rusia, entre otros, sufrieron depreciaciones frente al dólar de dos dígitos porcentuales.
El manejo de las expectativas por parte de los Bancos Centrales se volvió un factor de distorsión financiera.