Las autoridades bancarias de Estados Unidos se encuentran de gira por Europa imponiendo multas.
El banco Commerzbank, el segundo prestamista más grande de Alemania, está en negociaciones con el gobierno estadounidense por haber violado sanciones financieras, informó ayer el diario New York Times.
El delito de los alemanes consiste en haber utilizado a sus filiales en Estados Unidos para realizar transferencias de dinero a países sancionados por las autoridades, como Irán y Sudán.
No es la primera vez que un banco europeo es sancionado por tener lazos con países que se encuentran en la lista negra estadounidense.
El caso más reciente de la francesa BNP Paribas es sin duda el más emblemático al verse obligada a pagar 8.9 mil millones de dólares, la multa más alta por este tipo de delitos hasta la fecha.
Sin embargo, bancos en el Reino Unido, Suiza y Holanda, entre otros, también fueron multados por operaciones similares.
Varios críticos argumentan que Estados Unidos se está aprovechando de los países extranjeros en la investigación e imposición de multas, pero las autoridades responden que los bancos de su país son más cumplidas con este tipo de disposiciones.
La multa de Commerzbank es un tema más delicado que otros debido a que el gobierno de Alemania mantiene un participación del 17 por ciento sobre el banco.
Hasta el momento, los gobiernos no han intercambiado acusaciones como en el caso de Paribas, donde Francia salió a defender a su institución.
No obstante, se pronostica que la multa para Commerzbank sea tan solo de 500 millones de dólares, una cifra muy inferior a la impuesta a su contraparte francesa.
Largo brazo de la ley
Durante los últimos 5 años, la administración del presidente Barak Obama ha demostrado que los bancos extranjeros no se encuentran por encima de la ley.
El debate acerca de los límites que tiene el gobierno estadounidense para sancionar a entidades extranjeras está más vivo que nunca.
El mismo gobierno francés de François Hollande cuestionó las actuaciones de Obama argumentando que Paribas no había cometido ningún delito bajo la ley de Francia ni de la Unión Europea.
Autoridades de los sectores público y privado de Francia se han quejado como consecuencia del dominio del dólar en las transacciones internacionales.
Los críticos afirman que ha llegado el momento de hacer un “rebalance” de las monedas que se utilizan globalmente para realizar pagos.