Alguien tiene que ceder
Robert Lighthizer, el representante comercial de Estados Unidos, dijo que México y Canadá no están negociando con seriedad. Esto pone en evidencia la polarización del proceso de actualización del TLCAN y el deterioro de las perspectivas de supervivencia del acuerdo
Rodrigo CarbajalRobert Lighthizer tiene razón: alguien tiene que ceder. De lo contrario, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) estará viviendo sus últimos días.
Tras la conclusión de la quinta ronda de conversaciones del TLCAN, que se llevó a cabo en la Ciudad de México sin la presencia de los jefes políticos de la negociación, el representante comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) aseguró que México y Canadá no están negociando con seriedad.
La declaración es la exposición patente de la falta de progreso en el proceso de negociación. Las diferencias abismales entre los socios del TLCAN en materia de reglas de contenido de origen, mecanismos de resolución de disputas y temas sectoriales específicos auguran que el gobierno mexicano difícilmente podrá concluir las negociaciones antes de las elecciones presidenciales de 2018.
Esto supone un obstáculo adicional para las probabilidades de supervivencia del tratado. La administración de Enrique Peña Nieto no puede ofrecer ninguna garantía de que se podrán mantener los pocos compromisos alcanzados en la mesa de negociación en caso de que el PRI pierda las elecciones.
La mayoría de las encuestas de cara al proceso electoral de 2018 refieren a Andrés Manuel López Obrador, el candidato antisistema por excelencia, como el líder de la contienda.
En el entorno del presidente nacional de Morena se ha ventilado la idea de que el gobierno mexicano debería de suspender la renegociación del TLCAN hasta que la nueva administración tome el poder en diciembre de 2018. El argumento yace en que Canadá y Estados Unidos mostrarán poca voluntad para seguir negociando con un gobierno que podría perder prácticamente todo su capital político si el partido en el poder no asegura la reelección.
Conceder o esperar
Dado el contexto de polarización que caracteriza a la discusión del TLCAN, el equipo negociador mexicano tendría que hacer concesiones significativas para alcanzar un acuerdo antes de que culmine el proceso electoral en México.
Sin embargo, el consenso de analistas sostiene que es poco probable que esto ocurra.
En primera instancia, porque México tendría la titánica tarea de convencer a Canadá de realizar concesiones similares. Esto parece inviable: en relación a Estados Unidos, el equipo negociador canadiense se encuentra en una posición de mayor fortaleza que el equipo negociador mexicano. Además, las diferencias de Canadá con Estados Unidos trascienden el velo político que ha permeado a las críticas de la administración de Donald Trump hacia México, particularmente en lo que se refiere al déficit comercial. Las diferencias de Canadá con Estados Unidos son esencialmente técnicas.
En segunda instancia, México estaría limitado a hacer concesiones significativas porque el gobierno estadounidense no ha modificado el espíritu draconiano de sus demandas. La implementación de mecanismos para la reducción del déficit comercial sigue estando al centro de las exigencias del equipo negociador estadounidense. Asimismo, se mantienen intactas las demandas respecto a la necesidad de implementar una cláusula de extinción automática del acuerdo cada cinco años.
El peligro de la cláusula de extinción
Figuras que han criticado el papel del gobierno mexicano en el proceso de negociación del TLCAN argumentan que la incorporación de esta cláusula significaría el tiro de gracia para el acuerdo.
La administración de Donald Trump está promoviendo una iniciativa fiscal que contempla un recorte de impuestos de 1.5 billones de dólares, lo cual muy probablemente elevará el déficit fiscal de manera significativa y por ende, eventualmente, ampliará la brecha del déficit comercial de Estados Unidos.
Jeffrey Frankel, profesor de economía de la Universidad de Harvard, refiere que hay pocas cosas que los economistas pueden predecir con exactitud, pero que una de ellas es que los déficits fiscales se traducen en déficits comerciales.
El crecimiento del déficit comercial, una de las variables objetivo más importantes para la administración de Donald Trump, podría ser utilizado como una excusa para no renovar la vigencia del TLCAN como parte de la cláusula de extinción.
A pesar de que Donald Trump pudiera no ser reelecto en el 2020, una encuesta reciente realizada por el Centro de Investigación Pew muestra que las preferencias electorales de los estadounidenses se están polarizando hacia los extremos del espectro político, donde caben expresiones que son muy críticas del libre comercio y del propio TLCAN.
Analistas políticos explican que la reforma fiscal de Trump pudiera ser la única pieza legislativa sólida en ser aprobada en la primera mitad de su administración.
Conforme pasa el tiempo, las perspectivas de supervivencia del TLCAN continúan deteriorándose. Lighthizer tiene razón: alguien tiene que ceder. Lamentablemente, se espera que ese alguien sea México.
Comparaciones odiosas
El principal objetivo de la administración de Donald Trump en la renegociación del TLCAN es la reducción del déficit comercial con México. Paradójicamente, la iniciativa fiscal del presidente sería devastadora en este sentido, de acuerdo a Kent Smetters, profesor de la Escuela de Negocios Penn Wharton