Ante las turbulencias a nivel internacional ocasionadas por la invasión rusa a Ucrania, aunado a la inestabilidad que dejaron los dos años de pandemia de Covid-19, la industria del aluminio ofrece una oportunidad para que, si se le da el valor estratégico, México pueda posicionarse entre los socios comerciales importantes en dicha industria.
A raíz de la invasión a territorio ucraniano ordenada por Vladimir Putin y las sanciones económicas y comerciales impuestas a su Gobierno en represalia, los precios del aluminio han mantenido una tendencia alcista en mercados como la London Metal Exchange (LME) de Reino Unido, donde alcanzó precios históricos desde finales de febrero.
De acuerdo con la agencia especializada Statista, Rusia cerró el 2021 como el tercer productor de aluminio primario a nivel mundial con 3.7 millones de toneladas métricas durante el año. En tanto que, desde 2020, se posicionó como el sexto exportador más grande del planeta con ganancias superiores a los 5.4 mil millones de dólares.
Sobre este panorama internacional, Melissa Ulin Lastra, Gerente de Inteligencia de Mercado en ARZYZ Metals, comenta que la tendencia al alza inició con la pandemia de COVID-19 y se agravó con el conflicto ruso-ucraniano. Mismo fenómeno que se ha observado con otros metales y también en sectores como el de los energéticos.
“Tan sólo en el 2022, el precio del aluminio se incrementó 42 por ciento desde su máximo valor y, aunque ya hubo una corrección en el mercado, la cual sucede cuando el precio del activo cae más de 10 por ciento, la volatilidad del metal continúa conforme va evolucionando la guerra”, explica la doctora en Ciencias Administrativas por la EGADE Business School.
“Las sanciones que otras naciones le han impuesto a Rusia incrementarán el déficit mundial que ya había del metal. Es por ello que los precios del aluminio se dispararon, debido a la incertidumbre de que no haya suficiente oferta ante la alta demanda. Por lo cual, las empresas que se abastecían con aluminio ruso tendrán que buscar otras fuentes de suministro”.
México no es un productor de aluminio primario, pero por su gran capacidad de generación y consumo de chatarra, la cual es hasta 30 por ciento mayor a la de China o India, sí lo es de aluminio secundario. Siendo el segundo mayor proveedor de chatarra de Estados Unidos y uno de los principales de Brasil y Corea del Sur.
El aluminio se utiliza como materia prima en las industrias automotriz, construcción, envases, electrónica, electrodomésticos, energía, aeroespacial y otras. Por lo que un alza en sus precios ocasiona que todos los productos elaborados con aluminio se encarezcan para el consumidor final y genere aún más presiones inflacionarias en la economía de los países.
Si bien, México no es productor de la materia prima, todavía en 2020 transformaba anualmente 2.5 millones de toneladas en productos tan diversos como enseres domésticos, equipo automotriz y hasta material médico. Teniendo un valor de mercado que, antes de la pandemia, superaba los 15 mil millones de dólares provenientes de la exportación.
De acuerdo con datos de la Cámara Nacional de Aluminio, el principal comprador del metal mexicano era Estados Unidos, que adquirió casi medio millón de toneladas anuales, además de tener otros mercados importantes como el asiático. Siendo las micros, pequeñas y medianas empresas las más activas de la industria mexicana.
La industria del aluminio representa tales ingresos a la economía mexicana que fue una de las exportaciones, junto al acero, que el expresidente estadounidense Donald Trump presionó con un arancel del cinco por ciento en mayo de 2019. Mismo que condicionó a crecer 25 por ciento para el mes de octubre, si el Gobierno de México no lograba controlar los flujos migratorios desde Centroamérica.
Sobre esto, la doctora Ulin Lastra considera que, en el largo plazo, hay una gran oportunidad para que el país sea una potencia como exportador de aluminio secundario y de productos elaborados con éste, puesto que cada vez se le da más importancia a la economía circular, y el aluminio es un excelente embajador de ella.
“De esta forma, generaría mayores ganancias económicas y ambientales el exportar el aluminio secundario, puesto que éste tiene mayor valor.”
Dado que este metal es clave para reducir las emisiones de carbono y que los países cumplan con los objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, destaca que impulsar un mayor desarrollo de la industria del aluminio en México fortalecerá otras cadenas productivas en el país, ocasionando mayores fuentes de empleo, mejores ingresos y crecimiento económico.