Alza en puerta
El día de hoy, después de siete años de política monetaria ultralaxa, la Reserva Federal (Fed) podría por fin despegar su tasa de interés de referencia del intervalo de 0 a 0.25 por ciento que mantiene desde diciembre del 2008.
El banco central estadounidense marcaría así el inicio del fin de una era de intervenciones monetarias no-convencionales implementadas para combatir la severa contracción económica que acompañó a la crisis financiera del 2008.
Rolando Hinojosa
El día de hoy, después de siete años de política monetaria ultralaxa, la Reserva Federal (Fed) podría por fin despegar su tasa de interés de referencia del intervalo de 0 a 0.25 por ciento que mantiene desde diciembre del 2008.
El banco central estadounidense marcaría así el inicio del fin de una era de intervenciones monetarias no-convencionales implementadas para combatir la severa contracción económica que acompañó a la crisis financiera del 2008.
El alza de tasas prevista, la primera por parte de la Fed desde el 2006, es vista por Janet L. Yellen, presidenta de la institución, como testamento de la firmeza de la recuperación económica de Estados Unidos desde la Gran Recesión.
Indicadores económicos estadounidenses recientes apoyan esta perspectiva, ya que las contrataciones laborales han rebasado las expectativas, la confianza y gasto de los consumidores se han mantenido estables, y el crecimiento económico, aunque moderado, sigue siendo alentador.
El indicador que sigue sin alinearse con los objetivos de la Fed es la inflación. El índice de precios preferido por el banco central muestra que en octubre la inflación subyacente (la cual excluye precios volátiles como los energéticos y alimenticios) fue de 1.3 por ciento anualizado – significativamente por debajo del objetivo oficial de 2 por ciento.
Sin embargo, las autoridades del banco central han declarado consistentemente que prevén un levantamiento en la tasa de inflación una vez que los efectos de la apreciación del dólar y del colapso en los precios de materias primas como el petróleo se estabilicen.
Dolor emergente
En algunas esquinas de los mercados financieros, la reducción de liquidez que acompañaría el alza de tasas pone nerviosos a inversionistas y corredores de bolsa. Un ejemplo puede verse en el mercado de bonos de alto rendimiento, también conocidos como “bonos basura”, donde la volatilidad se ha incrementado significativamente en las últimas semanas.
Pero quizá quienes más prevén dolor a raíz del alza son los mercados emergentes como Brasil, Rusia y México.
Analistas indican que la depreciación de las divisas emergentes debería intensificarse posterior al alza, junto con las fugas de capital desde estos países hacia Estados Unidos y el incremento en los costos crediticios para las empresas que han contratado deuda denominada en dólares.
Ni siquiera el mecanismo de alivio tradicional para los emergentes parece funcionar en esta ocasión: mientras que en el pasado la depreciación de sus divisas impulsaba los ingresos de exportación de estos países, este beneficio no se ha materializado hasta ahora.
La razón de esto, según señala David Lubin, director de economías emergentes en el banco Citigroup, es la desaceleración económica de China. “Los riesgos (para los mercados emergentes) de China y de la política monetaria de Estados Unidos están íntimamente conectados”, indica Lubin en entrevista con el diario Financial Times.
Estos riesgos podrían verse moderados si las autoridades de la Fed cumplen con su palabra y mantienen su ciclo de alzas a un ritmo gradual atado a lo que muestren los indicadores de desempeño económico y financiero.
De lo contrario, un apretado ciclo de alzas podría desatar una tormenta financiera global.
El dilema de Banxico
El Banco de México (Banxico) lleva meses dando señales que levantará su tasa de interés de referencia, actualmente en un mínimo histórico de 3 por ciento, tan pronto la Fed anuncie su propia alza.
Si la Fed decide hoy levantar su tasa, la junta de gobierno de Banxico podría anunciar su propia alza el día de mañana. 20 de 22 economistas encuestados por el banco Banamex prevén que el banco central anunciará un alza de 25 puntos base.
Esto podría reducir la presión negativa a la que se enfrenta el peso mexicano, que ha sido golpeado por las expectativas de un alza estadounidense y la caída de los precios petroleros.
En lo que va del año la divisa mexicana se ha depreciado más de 15 por ciento contra el dólar, y la semana pasada tocó un mínimo histórico al cotizarse a 17.44 pesos por dólar.
Sin embargo, con la inflación mexicana tocando un mínimo histórico de 2.21 por ciento anualizado en noviembre, las condiciones domésticas no parecen dar pie a un alza por parte de Banxico.
El crecimiento económico tampoco parece ameritar un alza, ya que la tasa anual de 2.6 por ciento registrada en el tercer trimestre de este año aún está muy por debajo del objetivo de 5 por ciento fijado por el Gobierno para el 2018.
Fuerzas contrarias
El gobernador de Banxico, Agustín Carstens, ha dado crédito a este dilema, indicando en entrevista con Reuters que el banco central se enfrenta a “fuerzas contrarias” al mismo tiempo que advirtió que la depreciación del peso aún podría transmitirse hacia un incremento en los precios.
En dicha entrevista Carstens reiteró que la decisión de Banxico no seguirá automáticamente a la de la Fed, pero también indicó que Banxico, “en algún momento, tiene que enviar la señal de que está preocupado por el valor de su moneda.
Porque esto también afecta la voluntad de las personas de tener activos denominados en la moneda nacional”.
A pesar de la fuerte depreciación del peso y las fugas de capital en otros mercados emergentes, la posesión extranjera de bonos gubernamentales mexicanos se ha mantenido relativamente estable en lo que va del año, con un monto total por encima de los 2 billones de pesos.