Alzas en duda
En las más recientes minutas de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) puede apreciarse un tono acomodaticio que confirma el compromiso de la principal autoridad de política monetaria en el mundo por mantener el status quo en las condiciones financieras.
Después de que en diciembre la Fed elevó su tasa de interés de referencia, emergió un consenso de que se iniciaría un camino gradual para normalizar los tipos de interés y alejarlos de niveles cercanos al cero por ciento.
Rodrigo Carbajal
En las más recientes minutas de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) puede apreciarse un tono acomodaticio que confirma el compromiso de la principal autoridad de política monetaria en el mundo por mantener el status quo en las condiciones financieras.
Después de que en diciembre la Fed elevó su tasa de interés de referencia, emergió un consenso de que se iniciaría un camino gradual para normalizar los tipos de interés y alejarlos de niveles cercanos al cero por ciento.
Sin embargo, esta expectativa encontró resistencia en el mercado. La mediana de las proyecciones de la Fed estimaba cuatro alzas de 25 puntos bases en 2016, pero las expectativas del mercado únicamente vislumbraron un alza en todo el año.
A pesar de la influencia que ejerce la política monetaria de Estados Unidos sobre los mercados financieros, en esta coyuntura específica los mercados han llevado de la mano a la Fed. En vez de que el mercado se ajuste a las expectativas planteadas por el banco central estadounidense, varios miembros de la Fed están cambiando su perspectiva: redujeron las alzas esperadas en la tasa de interés para 2016 de 4 a 2.
Riesgos globales
No obstante, las minutas publicadas por la Fed señalan que existe un consenso entre los miembros del banco central de que la economía estadounidense se encuentra en un relativamente buen estado.
Con la tasa de desempleo en 5 por ciento, la economía está cerca de alcanzar el pleno empleo, uno de los objetivos explícitos de la Fed.
El reciente discurso acomodaticio del banco central pone de relieve el mayor peso de los “persistentes riesgos globales” y las condiciones financieras internacionales en las decisiones de política monetaria.
Ante la baja probabilidad de que se incremente la tasa de interés de referencia en la junta de abril, la atención del mercado se concentra en lo que pudiera ocurrir en la reunión de junio.