El dinero y el poder
Amazon se ha transformado en el arquetipo del monopolio del siglo XXI, una profecía auto cumplida que hoy alcanza un valor de capitalización de mercado de 433 mil millones de dólares.
Rodrigo Carbajal
Amazon se ha transformado en el arquetipo del monopolio del siglo XXI, una profecía auto cumplida que hoy alcanza un valor de capitalización de mercado de 433 mil millones de dólares.
La compañía empezó como una plataforma de venta de libros por internet. Hoy, la influencia de Amazon recorre prácticamente a todo el sector consumo de Estados Unidos. Concentra el 43 por ciento de las ventas en línea de ese país y sus ingresos en este rubro fueron de 63 mil millones de dólares en 2016, más que las ventas combinadas de sus 10 competidores más cercanos, incluyendo la plataforma electrónica de Wal-Mart.
Además, el liderazgo de Amazon le ha permitido subsidiar nuevos negocios: ha entrado de lleno al sector del entretenimiento, abriendo una nueva plataforma de distribución de contenido y produciendo películas ganadoras de premios de la Academia. La compañía que fundó Jeff Bezos en 1994, es también la mayor proveedora del servicio de nube informática, con clientes como Netflix y la Agencia de Inteligencia Central en su portafolio.
El mes pasado, cuando se anunció la adquisición de Whole Foods por 13.7 mil millones de dólares, el valor de capitalización de mercado de Amazon creció en alrededor de 11 mil millones de dólares. La compra de la sexta compañía minorista más grande del país, con 400 establecimientos en puntos estratégicos para acceder al mercado de altos ingresos, prácticamente se costeó sola.
Para los críticos de Amazon, esto significó un reconocimiento implícito de Wall Street de que la compañía se está convirtiendo en un ente dominante que concentra un fuerte poder de mercado. La incorporación de tecnología de inteligencia artificial y de distribución a través de drones a la operación de Whole Foods le ofrece a Amazon una posición preferencial para escalar su dominancia en el mercado minorista, valuado en 600 mil millones de dólares.
Lina M. Khan, investigadora del programa de mercados abiertos del Centro New America, es parte de una de las crecientes voces que piden un nuevo marco regulatorio para Amazon. Khan publicó un artículo en la revista de leyes de la Universidad de Yale, en el que se insiste que el riesgo que significa la dominancia de Amazon en el corazón mismo de la infraestructura de la economía estadounidense no puede ser atendido por los estándares actuales de la legislación antimonopolio.
El reto es político
Otra de las voces que ha expresado preocupación en este sentido es la del propio Donald Trump, el presidente de Estados Unidos. El año pasado, durante su campaña, declaró que Amazon tenía un “gran problema en materia antimonopolio”.
Si a esta visión se suma su enfrentamiento directo con el diario The Washington Post, cuyo dueño es Jeff Bezos; así como la tensión que existe entre la administración de Trump y Silicon Valley, el panorama político luce poco alentador para Amazon.
Por otra parte, al otro lado del Atlántico, la Comisión Europea ha intensificado su escrutinio sobre las compañías de Silicon Valley. En mayo, impuso una multa de 2.7 mil millones de dólares a Google, el mayor castigo por prácticas monopólicas en la historia de la Unión Europea.
Los motivos por los que Google fue multada son prácticamente las mismas razones por las que se pide que Amazon sea auditado en Estados Unidos. La oleada de funcionarios y académicos que insisten en que el rasgo monopólico de Silicon Valley es un riesgo para la economía, la democracia y la innovación en el largo plazo se ha transformado en llamados cada vez más vocales para pedir una regulación más agresiva del sector.
Amazon y Silicon Valley difícilmente se quedarán cruzados de brazos. En el segundo trimestre, la compañía de Jeff Bezos gastó 3.2 millones de dólares en cabildeo, lo que se suma a los 2.9 millones gastados en el primer trimestre y a los 11 millones de dólares gastados en el 2016. El costo del creciente activismo político de Amazon representa una ínfima parte de sus ingresos, pero es una operación vital para el ritmo de crecimiento de la firma, que promete ser una de las primeras compañías en alcanzar un valor de capitalización de mercado de un billón de dólares.
El presidente Trump aún no ha nominado al titular de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés), la agencia federal dedicada a la regulación de competencia. En un momento en el que se pide un nuevo enfoque para regular las aspiraciones monopolísticas del sector tecnológico, el nombramiento es percibido como crucial para el futuro de Amazon.
Un monopolio agresivo
La crítica recurrente al modelo de negocios de Amazon yace en que inhibe la innovación. Lina Khan explica que la compañía ha seguido una estrategia de erradicación de la competencia a través de tácticas como la guerra de precios (que puede ser financiada por mucho tiempo por una compañía con el valor de Amazon), el trato preferencial a los productos de Amazon en su plataforma por encima del de sus competidores y el uso de información de los clientes que utilizan su red de comercio electrónico para beneficio propio.
Para Khan, se necesita nuevos enfoques para una economía en la que se requiere la autorización y el aval de Amazon para llegar al mercado de prácticamente todos los bienes de consumo.
En sus propias palabras: “Creo que hemos llegado al punto en el que Amazon atiende casi toda la infraestructura esencial de la economía estadounidense, en lo que respecta al comercio. Eso te da mucho control y mucho poder”.