¿Un peligro para la reforma?

Andrés Manuel López Obrador aún carga con el estigma de ser “un peligro para México”.  La acusación, que cuenta con un fuerte componente económico, todavía es reproducida en la prensa internacional. El semanario The Economist califica a López Obrador como un populista de izquierda que pone en entredicho las reformas estructurales aprobadas durante este sexenio.

Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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Millones de dólares es la inversión que IEnova, subsidiaria de Sempra Energy, comprometió el año pasado en adquisiciones y desarrollo de proyectos de infraestructura en el sector energético
“Independientemente del resultado de esta elección, la reforma energética llegó para 
quedarse”
Carlos Ruiz SacristánDirector general de IEnova, subsidiaria de Sempra Energy
“Va a haber una revisión de las reformas estructurales a través de un procedimiento democrático. Vamos a proceder legalmente. Si el Congreso lo rechaza, eso es otra cosa. Entonces recaerá en su responsabilidad”
Andrés Manuel López ObradorPresidente nacional de Morena
“La fortuna a muchos da demasiado, a nadie lo suficiente”
Marco Valerio Marcial Poeta latino

Andrés Manuel López Obrador aún carga con el estigma de ser “un peligro para México”.  La acusación, que cuenta con un fuerte componente económico, todavía es reproducida en la prensa internacional. El semanario The Economist califica a López Obrador como un populista de izquierda que pone en entredicho las reformas estructurales aprobadas durante este sexenio.

Sin embargo, en el mercado, la opinión respecto a quien lidera prácticamente todas las encuestas de cara al proceso electoral de 2018 está dividida. La encuesta de expectativas que realizó Banco de México a especialistas en economía del sector privado muestra que “la incertidumbre política” es uno de los tres principales factores que podrían obstaculizar el crecimiento económico.

No obstante, esta percepción no es generalizada. Statfor, una firma que ofrece servicios de inteligencia geopolítica, considera que la llegada de López Obrador al poder no implicará “desviaciones significativas de la trayectoria política y económica actual”.  El argumento se sustenta en la proyección de que el partido de López Obrador no contará con una mayoría en el Congreso, de modo que la implementación de cualquier agenda “de corte populista” queda prácticamente descartada.

A pesar de ello, Stratfor puntualiza que hay un elemento que escapa del blindaje que otorgaría un poder legislativo dividido: la reforma energética.

La viabilidad de la reforma

Si López Obrador ha sido consistente en algún tema, éste es el de la apertura energética. La crítica al proceso reformatorio ha sido una constante del discurso del presidente nacional de Morena.

López Obrador promete llamar a un referéndum nacional para decidir si la reforma energética debe ser derogada. 

Pese a la estridencia que este plebiscito pudiera generar en la industria petrolera,  este proceso de decisión pública no representa el único reto para la apertura petrolera.

Stratfor argumenta que, más allá de un eventual referéndum, la supervivencia de la reforma depende de la voluntad de implementación del ejecutivo federal. El gobierno federal podría congelar las rondas de licitación de los campos petroleros y anular presupuestariamente a la Secretaría de Energía y a la Comisión Nacional de Hidrocarburos.  Stratfor refiere que una ventaja competitiva del esquema de licitaciones petroleras en México reside en la flexibilidad que han mostrado las autoridades de regulación energética.

Paradójicamente, la firma sostiene que hay un camino viable para la reforma energética bajo la administración de López Obrador. Independientemente de la retórica política en turno, México cuenta con fuertes incentivos logísticos y económicos para continuar con la liberalización del sector energético.

Parafraseando a Bernardo Minkow, ex presidente de McKinsey en México, la reforma energética representa un pilar fundamental de un modelo de desarrollo industrial que ofrece competitividad a la plataforma manufacturera del país.

En ese sentido, se espera que el gobierno oscile entre una retórica nacionalista (en relación a la política energética) y un proceso de reformas amigables al mercado que den continuidad a la apertura del sector que inició en este sexenio.

Largo plazo vs. corto plazo

La reforma energética ha generado una división en la perspectiva de los inversionistas de corto plazo, puntualmente aquellos que tienen intereses indirectos en el sector mediante su participación en los mercados financieros,  y los inversionistas de largo plazo, es decir las firmas energéticas que participan directamente en la operación de extracción y distribución de petróleo.

La reacción del mercado frente a la derrota electoral de Morena en el Estado de México tuvo una interpretación homogénea: el peso se apreció frente al dólar porque se contuvo el avance político de Andrés Manuel López Obrador.

Rafael de la Fuente, economista en jefe de UBS para América Latina, asocia directamente a López Obrador con la posibilidad de default de Pemex. En una nota para clientes, refiere: “Dadas las distintas implicaciones para el sector energético mexicano después de la reciente reforma petrolera, de la cual AMLO ha sido un crítico, esperamos que un buen barómetro del sentimiento electoral del mercado sea el desempeño del crédito de Pemex”. Es decir, los instrumentos de CDS (Credit Default Swap, en inglés), que fungen como un seguro frente al impago de los bonos de Pemex.

Contrario a lo que podría esperarse, la postura del sector petrolero es mucho menos pesimista. Los planes de inversión de IEnova, una subsidiaria de Sempra Energy, representan el voto de confianza por excelencia para el futuro de la reforma energética.  En el último año, la empresa inició proyectos y concretó adquisiciones que comprometen una inversión total de 5 mil millones de dólares, incluido el desarrollo de una red nacional de infraestructura y ductos para el transporte de gas natural de 1.1 mil millones de dólares.

Por otra parte, el consenso de analistas espera que el éxito de la cuarta fase de la Ronda Uno se replique en las licitaciones de la Ronda Dos, que iniciarán la siguiente semana. Para esta primera fase hay 36 licitantes registrados, incluidos Shell, Chevron y Total.

En la Ronda 4.1 se comprometieron inversiones por 44 mil millones de dólares, lo cual hace difícil creer que el riesgo político que representa Andrés Manuel López Obrador se haya tomado a la ligera. Éstas son decisiones de alto riesgo, de largo plazo y que implican un intensivo gasto de capital.

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