La semana antepasada, la firma calificadora Fitch advirtió que Pemex se encontraba en camino a la insolvencia. La carga de impuestos, el apoyo insuficiente del Gobierno federal y los efectos de largo plazo de la reducción del gasto de capital fueron citados como los tres factores de los que depende la supervivencia de la petrolera mexicana.
La coyuntura crítica de la industria petrolera, derivada de la debacle del mercado de crudo que inició a mediados de 2014, ha golpeado a Pemex de manera significativa. En los últimos dieciséis trimestres, la empresa productiva del Estado ha registrado pérdidas.
Sin embargo, pese al entorno adverso, y a que Fitch ha puesto en tela de juicio la sostenibilidad financiera de Pemex, los resultado del tercer trimestre del 2016 dejan ver un ligero cambio de tendencia en el espiral negativo de la petrolera.
En este periodo, la compañía presentó una pérdida de más de 118 mil millones de pesos. Aunque los números rojos se han convertido en una condición de normalidad para Pemex, la utilidad negativa del tercer trimestre de 2016 es 29.4 por ciento menor que a la cifra presentada en el tercer trimestre de 2015.
La gestión de José Antonio González Anaya, el director de Pemex que sustituyó a Emilio Lozoya a inicio de año, ha marcado una diferencia significativa.
Los resultados del tercer trimestre muestran que la petrolera reportó ventas menores a las del mismo periodo del 2015 en un 12.4 por ciento. Asimismo, la firma pagó más de 25 mil millones de pesos en intereses, 43.9 por ciento más que en el tercer trimestre de 2015.
No obstante, el recorte de costos y la entrada de más de 25 mil millones de pesos, catalogados como “otros ingresos”, permitieron a Pemex reducir su pérdida.
Recorte materializado
El portal Reuters reportó que la mayoría del recorte de 100 mil millones de pesos que se impuso a Pemex ya se ha materializado.
Cuando González Anaya llegó a la dirección de Pemex, su principal asignación fue la de sanear las finanzas de la otrora paraestatal, tal y como lo había hecho antes en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Por lo pronto, los mercados ya están comprando la idea de que hay un cambio de fondo en el manejo de Pemex. González Anaya presume que el riesgo que percibe el mercado sobre la deuda corporativa se ha reducido a la mitad.