Señalados cada vez con más insistencia como culpables de la crisis financiera, y objeto de innumerables documentales y leyendas urbanas, los bancos del mundo están cayendo en una crisis de relaciones públicas.
El más reciente golpe al orgullo es una encuesta llevada a cabo por Carlisle & Gallagher, un grupo de consultoría financiera, cuyos resultados muestran que 80 por ciento de los consumidores en Estados Unidos considerarían obtener una hipoteca con empresas que no son propiamente bancos.
Esto contradice a la noción, casi ley, de tiempos pasados, que dictaba que este tipo de préstamos deben adquirirse en instituciones con amplia solidez financiera.
Por ejemplo, uno de cada tres encuestados dijo estar dispuesto a obtener una hipoteca con Wal-Mart. Casi la mitad lo haría con PayPal, el servicio que actualmente provee una forma de pago en línea.
La primera de estas empresas ya provee créditos en algunas tiendas Sam’s a pequeños negocios, pero no ha incursionado en las hipotecas.
Opciones para elegir
No obstante, empresas que no son bancos han estado ganando terreno frente a éstos, que siguen desprestigiados y en problemas financieros.
Un ejemplo es la empresa Costco, que actualmente ofrece hipotecas y que, según su director financiero, ha tenido un crecimiento importante en ese sector.
Con nuevas tecnologías, instrumentos financieros más accesibles y un marco regulatorio más laxo en Estados Unidos, este tipo de transacciones se han vuelto más fáciles para empresas no especializadas.
Es un riesgo para los bancos tradicionales, puesto que representa uno de sus nichos más importantes y que hasta hace poco se veía con relativamente poca competencia.
Si bien algunos de los bancos más importantes de Estados Unidos han visto crecer sus ganancias en este rubro por la cantidad de refinanciamientos recientes, Doug Hautop, uno de los investigadores de la encuesta, opina que no será para siempre.
Se espera una caída en los refinanciamientos, por lo que los bancos tendrán que esforzarse más en captar a esos clientes que justamente se siente desilusionados o hartos de lidiar con esas instituciones.
Al final del día, se trata también de un problema de relaciones públicas: la confianza en los bancos está en niveles bajos.